Hacia fines de los ’90 y tras más de 30 años ocupando su bien ganado lugar en la parroquia departamental, San Antonio de Padua llegó al barrio Dique II, en Ullum, y se instaló en una gruta en la esquina Salta y Alberto Graffigna, donde ya lo esperaban más de 100 familias. Y desde entonces es el patrono del lugar y ahora se prepara para convertirse en el nuevo centro neurálgico del departamento, si prospera un proyecto parroquial.
Como las largas distancias de los nuevos barrios con respecto a la parroquia departamental reducían cada vez más el número de fieles a misa, a fines de los ’90 el sacerdote Antonio Figueiredo dividió a Ullum en nueve comunidades. El objetivo era que cada una tuviera su patrono y sus respectivos oratorios, para celebrar misas y fiestas religiosas en cada lugar.
"Cuando se definieron las comunidades, hubo entonces una reunión para distribuir las imágenes que más devoción tenían en la parroquia. Y ahí estaba San Antonio, como si nos estuviera esperando. Ese día nos vinimos con la imagen y tiempo después construimos la gruta, para entronizar a nuestro santito", contó Ebelia Gómez de Pastén, quien vive a dos cuadras de la gruta. Fue en el año 2000 que quedó listo el oratorio, con materiales donados por los vecinos, y la bendición estuvo a cargo del párroco Carlos Campillay.
Sobre cómo llegó la imagen de San Antonio de Padua al departamento Ullum, Ebelia relató que fue donada en 1969 por la familia de Rafael Olivares y que no tardó en tener fieles seguidores, que lo iban a venerar a la parroquia.
Sin embargo, San Antonio tenía preparado otro destino, el popular barrio Dique II que fue entregado el 8 de septiembre de 1988. Y tras 12 años protegiendo al vecindario desde su esquina, una iniciativa lo tiene como posible protagonista de un gran cambio. Sucede que a pocas cuadras de la gruta, los vecinos del barrio están construyendo un gran templo. Y como esa zona cada está más poblada y genera un importante movimiento, proyectan darle rango de parroquia cuando terminen la construcción.
