Sus patas marcan pasos tan sincronizados que los jinetes se mantienen erguidos y jamás saltan sobre el lomo. El jurado mira atento la cadencia de los animales y, además, observa el brillo del pelaje, la prolijidad de las colas y la perfección de las crines. Así, los caballos peruanos demuestran que son los más elegantes y refinados de su especie. Pero para eso, reciben la ayuda de sus cuidadores, que tienen un secreto: bañarlos con champú y enjuague absolutamente todos los días. Esos caballos están participando en el XXIV Concurso Regional de Caballos Peruanos de Paso, en Albardón, que finalizará hoy (ver aparte).

Los cuidadores cuentan que los caballos peruanos llevan su delicado caminar en la sangre. ‘Ellos coordinan el movimiento de la pata trasera y la delantera del mismo lado. Nosotros sólo los adiestramos. Para eso, trabajamos con ellos desde que tienen sólo 2 semanas, atándolos junto a su madre‘, contó Antonio Fabián, un jinete salteño.

Además, agregó que ‘después los cuidamos y los hacemos caminar mientras van a nuestro lado por un largo tiempo. Eso, antes de empezar a montarlos. El animal tiene que querer a quienes lo preparan. Para eso, cuando nos relacionamos con ellos les damos puñaditos de azúcar. Así, nos ven y se acercan rápido‘.

Ese es uno de los aspectos en los que se prepara a los caballos. El otro es su estética, que lleva un arduo trabajo. Fabián contó que ‘lo fundamental es bañarlos todos los días‘.

Así, todas las mañanas, los caballos son rasqueteados con cepillos o rasquetas de goma con los que se les saca la tierra. Luego se los baña con champú y con enjuague para que el pelaje quede suave. Y, una vez que están secos, se les coloca aceite de bebé con un trapo, para lograr el brillo del pelo.

El peinado y cepillado también es importante, sobre todo en la cola. Para eso, hay que tener cuidado. Es que normalmente se les hacen nudos que deben ser removidos sin tirar para no sacarle el pelo al caballo. El corte con tijera de las crines también es cotidiano, para que se mantengan siempre parejas. Y una última medida es la de agregar a la dieta de alfalfa y avena las semillas de lino, que hacen que el pelo crezca más fino.

Así, aseados, peinados y cepillados prolijamente, los animales pueden salir a la pista con el hocico bien alto, marcar el paso y sorprender al jurado que los mira bien de cerca para elegir a los ganadores.