El Senado entra esta semana en una zona de turbulencias políticas y no dejará de hacerlo durante al menos un mes y medio hasta que termine el tratamiento del pliego de Daniel Reposo, postulado por el oficialismo para desempeñarse como Procurador General de la Nación en reemplazo del renunciante Esteban Righi. El miércoles, si se cumplen los pactos acordados, se realizará una sesión para tratar los proyectos de leyes sobre ‘muerte digna‘ y el manejo del fuego, pero las tensiones estallarán cuando el radicalismo presente una iniciativa para crear una comisión bicameral que investigue al vicepresidente Amado Boudou, a quien la justicia tiene
en la mira por su posible injerencia en el levantamiento de la quiebra de la empresa Ciccone.

La UCR y otros partidos de la oposición no tienen legisladores suficientes para imponer un debate sobre tablas en torno a un tema que no pasó por ninguna comisión, que requiere dos tercios de los presentes, y ni siquiera la mitad más uno para mostrar que la Cámara tiene una voluntad mayoritaria en esta dirección. Además, cuando llegue el momento de proponer ese proyecto por parte de la UCR podría estar el propio Boudou presidiendo la sesión.
El anuncio del radicalismo de proponer la nueva comisión fue uno de los argumentos más fuertes para que Diputados y Senadores no se reuniesen el miércoles pasado. El oficialismo buscará eludir hasta donde pueda la posibilidad de darle a los opositores un espacio institucional para criticar al vicepresidente.

En el Senado también avanzarán esta semana las definiciones en torno del pliego de Reposo, alentado por el oficialismo y denostado por los opositores. Existe unanimidad de ambos sectores sobre que el oficialismo cuenta con 38 votos (33 propios, más cinco aliados permanentes) y los opositores, 21 (16 radicales, cuatro Frente Amplio Progresista y uno de Coalición Cívica). Aunque el oficialismo casi duplique las adhesiones, es el sector que se encuentra a más distancia de su objetivo: precisa llegar a los dos tercios (46), si se produjera una concurrencia perfecta de los 72 senadores, por lo que les faltan ocho legisladores. Mientras, a los opositores les resta conseguir cuatro legisladores para llegar a 25, el tercio de la Cámara. La clave política reside en 13 senadores que aún no definieron hacia qué postura política se inclinarán.
De estos indefinidos, más de la mitad (7) componen el interbloque del Peronismo Federal, una fuerza que votó casi siempre en contra de los proyectos oficiales. Aquí cobra mucha importancia el voto del sanjuanino, Roberto Basualdo, que aún no tienen definido su voto. Los restantes, seis, integran bloques individuales.

Mañana habrá un encuentro del Interbloque Federal y es posible que avancen en una definición aunque quizás ese día no la hagan pública. En el interior de esta convergencia hay cuatro senadores que integran el núcleo duro y son los que más resistente al gobierno nacional: los dos puntanos Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre y los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero. Si éstos se alían a los 21 opositores ya definidos y este fuera el resultado final de la votación, el pliego de Reposo volvería rebotado al Poder Ejecutivo.

¿Por qué no se puede asegurar entonces que los opositores triunfarán? Porque la realidad política del Senado es muy fluida y en los años anteriores abundaron los casos de cambios sorpresivos en el último minuto.

El oficialismo deberá ocuparse en este mes y medio de negociar los votos que les faltan, al igual que los opositores. Pero a diferencia de éstos cuentan con el poder central, el manejo de la administración nacional y la mayoría de las provincias, y la posibilidad de definir obras públicas y fondos nacionales a favor de un estado del interior o de otro. La combinación de los que ya se definieron, más los que todavía mantienen el suspenso y la intervención del gobierno nacional definirá la suerte del procurador, y lo que es más importante todavía, a largo plazo el destino político del vicepresidente Boudou.