Grande fue la sorpresa que se llevó un ingeniero cuando, al recorrer las inmediaciones del Dique Ávalos, en Albardón, divisó un yacaré, especie de cocodrilo que habita las zonas tropicales. El hombre relató lo que había visto en el Facebook y Ambiente intervino para rescatar al animal. Ahora está en el Parque Faunístico recuperándose. Este es el sexto cocodrilo que llega al lugar, luego del cautiverio, algo que está prohibido. Desde el Parque dijeron estar preocupados por el crecimiento del tráfico ilegal de animales exóticos en la provincia.
Se trata de un yacaré overo (Caiman latirostris), que es una especie de cocodrilo que es endémico de las regiones subtropicales y tropicales de Sudamérica. Mide un metro y, según los especialistas, en su adultez puede alcanzar hasta los 3 metros de longitud. Estaba en un canal de Albardón y por las investigaciones realizadas por Ambiente, se estima que el animal estuvo en cautiverio antes de ser liberado.
“Es el sexto animal de este tipo que recibimos, producto de haber estado en cautiverio, algo que es ilegal. Esto nos preocupa, porque además de poner en riesgo la salud de esta especie, se produce un impacto en el ecosistema”, dijo Iván Simoncelli, veterinario del Parque Faunístico.
El especialista contó además que el yacaré se encuentra bien pero estresado y no quiso alimentarse. Ahora, lo que están haciendo es compensarlo y curarle algunas heridas, pero ninguna de gravedad. Todavía no se sabe si es macho o hembra y queda por realizarle algunos chequeos. Mientras tanto, el animal se encuentra en un canil especial y ya comenzaron a preparar un sitio para que permanezca durante cuarenta días, solo. Luego se lo colocará con los otros cinco cocodrilos. “Hay que equilibrarlo y que vuelva a recuperar las fuerzas. Si bien sus condiciones son buenas, sufrió un impacto al ser abandonado en el canal, porque seguramente estuvo en cautiverio desde muy pequeño”, dijo Simoncelli.
Lo que preocupa, según afirmó el veterinario, es que estos animales que llegan a San Juan, son el resultado del tráfico de especies exóticas, algo que está prohibido. “Pasa con las tortugas también. Las traen pequeñas y cuando crecen, la gente se da cuenta que llegan a alcanzar tamaños importantes y las abandonan. Esto es sumamente riesgoso porque son animales que no saben vivir si no es en cautiverio, por lo que en general suelen morir. No aprendieron a cazar ni a subsistir solos. Dejarlas libres no es un favor que les hacen a estas especies”, agregó Simoncelli. El año pasado llegó al Faunístico otro cocodrilo en similares condiciones.
