El día amaneció soleado y las caras de los mineros anticipaban que se vivía una jornada especial. Es que ayer, Sabrina Oribe y Luciano Vedia cumplieron su sueño. Se unieron en matrimonio frente a más de 3 mil personas, que entre lágrimas fueron testigos de un hecho histórico. Los novios, dos trabajadores mineros, dieron el sí a 4.100 metros de altura, en el campamento de Pascua-Lama.

Sólo 15 minutos bastaron para que la Delegada del Registro Civil de Rodeo declarara a los novios marido y mujer. Sabrina y Luciano entraron con música y aplausos de fondo. La emoción y los nervios se percibían en sus caras. A las 12,45 Nieves Quilpatay, la encargada de la ceremonia inicio el acto y a las 13 el comedor del campamento estalló en aplausos y silbidos y la emoción de los mineros colmó el mediodía de la mina.

El escenario y el vestuario de los novios y los invitados, hicieron que la boda fuera una digna historia de novela. Ella, con pantalón, camisa, botas, un pequeño tocado y un ramo. Él dejó de lado el traje para vestir un jean y camisa mangas cortas, mientras que la mayoría de los invitados se destacaron por los chalecos reflectivos y los cascos.

Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia fue cuando la delegada del Registro Civil nombró a los papas de la novia, quien bajó su cabeza y no pudo contener sus lágrimas. Después los novios bailaron el vals y luego Sabrina reunió a las mujeres para arrojar el ramo. Posteriormente llegó el momento del almuerzo y del paseo por los alrededores de la mina en donde no faltó el arroz para sellar la historia de amor.

Aunque no hubo baile para los mineros, sobró la alegría y los brindis en el campamento de Pascua-Lama. El almuerzo de ayer salió de lo común y no sólo degustaron un menú especial digno de las mejores bodas que fue preparado y regalado a los novios por la empresa ATA (Alta Tecnología Alimentaria), que además les obsequió el viaje de bodas a Mar del Plata a la feliz pareja.

A la fiesta estuvieron invitados los 3.000 operarios que trabajan en la mina. El comedor del campamento fue mutando con las horas. Primero fue un Registro Civil, donde Nieves Quilpatay, la delegada de la repartición en Rodeo, fue la protagonista. Es que Nieves conoce al novio desde siempre. "Fui compañera de uno de sus hermanos", dijo la mujer, quien agregó que al principio le dijeron que la ceremonia iba a ser en Rodeo, pero que luego se enteró que la iban a montar en Pascua-Lama. "Ya no pude decir que no", contó Nieves, entre risas. Para esta mujer, el trabajo comenzó el viernes por la noche cuando empezó a llenar los libros del acta. "Fue una de las celebraciones que más nervios me provocó", reconoció Nieves.

Pero esto no fue todo lo que sucedió en el comedor. Las sillas no eran las de siempre. Ayer estuvieron cubiertas con una tela blanca y la enorme torta le dio un toque especial al lugar. Poco después del almuerzo, todo volvió a la normalidad.