Buenos Aires, 22 de septiembre.- "Gabriel", uno de los denunciantes que acusó al padre Julio César Grassi de abuso, envió una carta a a un diario en la que contó su calvario y le pidió a los jueces que lo detengan: "Aún no logro procesar lo que pasó".
"Me costó mucho poder ponerle palabras al horror. Sufrí y sigo sufriendo por lo que me hizo el cura Grassi en el lugar en que creí y sentí que iba a recibir amparo", dijo a diario Perfil sobre los abusos que fueron acreditados en el juicio.
El joven se lamentó al señalar: "Fue una liberación poder decirlo. Pero nunca imaginé, más de diez años después, todo lo que se me vino encima y que aún no logro procesar. En la calle, desde la televisión y en donde estuviera me llegaban los mensajes y hasta una bala. Me dijeron que no podía llegar vivo al juicio". Gabriel se refiere a un mensaje amenazante que recibió en 2003.
Hizo la denuncia en Morón, pero no prosperó y quedó en la nada.
Los jóvenes conocidos como "Ezequiel" y "Luis", también acusaron al cura, pero los jueces Luis Andueza, Mario Gómez y Jorge Carrera entendieron que las pruebas no eran suficientes. Y Gabriel quedó en soledad. Soportó el duro proceso para demostrar los abusos, primero, y los embates en su contra, después.
"Concurrí a todas las citaciones y me sometí a pericias. Grassi se negaba a todo. Me trataba de mentiroso y de delincuente, repetía mi nombre y distribuía mi imagen. Llegó el juicio oral. Una vez más, ante su mirada amenazante, sostuve mi verdad", remarcó "Gabriel".
"Escuchar la condena me reparó una parte de tanto daño. Pero cuatro años después, Grassi sigue libre. Y yo, preso en la vida sin poder recomenzar, por esta situación que nunca termina. Escuchando incluso esta última semana en televisión cómo la persona más allegada a Grassi disfrutaba y se ensañaba repitiendo una y otra vez mi nombre –lo único que tengo–, insultándome y humillándome", manifestó en la misiva.
El joven detalló que esa situación "no es un hecho aislado" y sostuvo que "es la forma que Grassi eligió para defenderse, denigrando" a los que pudieron "contar la verdad".
" La verdad que él también sabe. Y que fue comprobada en todas las instancias judiciales." Y decepcionado escribió: "Escucho que todos somos iguales ante la ley. Y que el Papa condena a los curas abusadores". Semanas atrás, Gabriel le envió una carta a la máxima autoridad de la Iglesia Católica, pero Francisco aún no le respondió. Quiero seguir creyendo en algo".
"No pido mucho. Sólo un poco de respeto y algo de paz. Justicia", rogó y concluyó: "Desde 2002 sólo hablé ante la Justicia. Hoy elijo esta forma para que los jueces y los involucrados, por lo menos, consideren mi sufrimiento que nunca termina ante la impunidad de quien intentó e intenta, cada día, destrozar mi vida".
