Todos los días del año, con frío, calor, lluvia o viento, Roberto Castro corre 13 kilómetros alrededor del Parque de Mayo. Este ingeniero sanjuanino, de 54 años, comenzó con el atletismo en 2007. Amante del fútbol y de todos los deportes, por prescripción médica decidió abrazar una actividad más continua.
Por entonces, no imaginaba que podría llegar a correr la distancia que el soldado ateniense Filipides cubrió en el año 490 aC, para anunciar en Atenas la victoria de las tropas griegas, sobre los persas, en la batalla de Marathon. Hoy, seis años después, no sólo puede decir orgulloso que ha completado diez veces la distancia de los 42,195 kilómetros, sino que el próximo martes partirá hacia su tercera carrera del circuito Major a nivel internacional, la Maratón de Chicago.
Cuando se le consultó el secreto para llegar en tan poco tiempo a adquirir una forma física que le permite desarrollar esfuerzos de tal magnitud, revela que todo pasa por la conducta.
“Soy muy meticuloso, de lunes a viernes doy seis vueltas completas al circuito grande del Parque, incluyendo el estadio y la Facultad de Ingeniería, tiene 2,6 km y los sábados suelo correr 18 kilómetros”, explicó quien, además, tres veces por semana realiza sesiones de Spinning (bicicleta fija) en el gimnasio “Calidad de Vida”.
Para Castro, ingeniero de profesión y atleta por elección, correr este tipo de pruebas supone una experiencia distinta. En Berlín, el año pasado culminó en el puesto 6.070 entre 41.000 atletas de todo el mundo. En tanto que en San Francisco, Estados Unidos, en 2011, fue 1.048 en la clasificación general entre 25.000 competidores.
La primera vez que corrió los 42,195 km fue en Buenos Aires 2009, cuando recién llevaba dos años y medio de preparación. Se entrena solo, nadie le indicó cómo realizar sus planificaciones. La lectura y el conocimiento de su propio cuerpo le han permitido adquirir el estado físico adecuado para el esfuerzo.
“Soy muy parejo, mis tiempos entre los primeros 21 kilómetros y los últimos son muy parecidos. Mucha gente me dice que hay que entrenar pasadas con cambios de ritmo. A mí me va muy bien, realizar mis trabajos en el mismo ritmo de trote. Me ha dado resultado”, explicó.
En Chicago correrán 46.000 atletas de todo el mundo que fueron seleccionados según distintos criterios. El número final, es sólo el 17 por ciento del total de personas que registraron -vía Internet- su preinscripción (286.000). Los elegidos llegan a los portones de largada, primero por tiempos. Acá Roberto entró como por un tubo, porque a principios de año, en la Maratón de Chile (de segundo nivel mundial), donde clasificó 620 entre 4.000 corredores, clavó el cronómetro en 3h16m.
El segundo nivel de selección es lo que se denomina “la bolsa”, se hace un sorteo entre los atletas que no ingresaron por tiempos y un tercer sistema de entrada es habiendo adquirido los pasajes y estadía por medio de alguna agencia de viajes relacionada con la organización.
Roberto contó que cada una de estas carreras es un espectáculo único. Desde la Expo previa, en la que se puede adquirir lo “último” en cuanto a indumentaria deportiva.
Consultado sobre si su meta es bajar las 3h16m de Chile, Roberto fue terminante. “El primero es llegar, no creo que los baje pero lo intentaré”, completó luego quien intentará cruzar trotando la línea de meta envuelto en la bandera argentina como lo hizo en Berlín, al atravesar las puertas de Brandenburgo.
