No fue una película con final feliz porque ese equipo de Atlético de la Juventud Alianza, por esas cosas del fútbol, no se coronó con el ascenso al Nacional B. Pero condicionados tendríamos nuestro futuro si sólo nos acordáramos de las victorias. A veces, perdiendo también se gana.

Hoy, 20 de mayo, se cumplen 25 años de la victoria de Atlético Alianza ante Nueva Chicago en la semifinal del Zonal Sureste, mini torneo eliminatorio que reunía a los equipos directamente afiliados a AFA que clasificaban jugando el campeonato de la B metropolitana y a los cuadros indirectamente afiliados que arribaban hasta esta fase luego de ganar el derecho en el Torneo del Interior. El partido se jugó en Mataderos y fue derrota en los 90 minutos (1-3), pero victoria 6-5 en penales.

Lo importante no fue el resultado en sí, que permitió a Alianza pasar a jugar la final con Olimpo, sino la circunstancia, el contexto y la manera en que se logró. Los sanjuaninos llegaron luego de ganar el Grupo B de la zona Cuyo con 3 victorias, 1 empate y 2 derrotas. Con idéntica campaña cerró la fase final de la región escoltando a la Alianza Futbolística de Villa Mercedes y eliminando por diferencia de goles a San Martín, su clásico adversario sanjuanino.

Dos claras victorias ante Gaiman: 6-1 en Trelew y 3-1 en Santa Lucía, lo pusieron a cuatro partidos del ascenso. El adversario en semifinales fue Nueva Chicago, con toda la carga que significaba medirse ante un equipo de Capital Federal, un grande del ascenso que llegó como favorito.

El partido de ida se jugó el sábado 7 de mayo de 1989. Chicago trajo a San Juan un millar de hinchas que vinieron confiados. Esa tarde el equipo lechuzo ganó 4 a 2, con dos goles de Mario Delgado, dos de Ricardo Dillon, marcando Lepera, los dos de los visitantes. El encuentro de vuelta se jugó 14 días después, entre medio, el 16 de mayo, Carlos Menem fue electo presidente.

El sábado 20 de mayo a las 13.30, acompañados por un centenar de policías federales arribó el equipo de Alianza al estadio de Chicago. Los ánimos estaban caldeados con los sanjuaninos. Algunos problemas de los hinchas de Chicago con sus pares lechuzos en San Juan, a los que se sumó una exitosa operación antidroga de la Policía Federal en Mataderos, donde se descubrieron túneles subterráneos y apresaron a varios popes de la barra del Torito, generaron un clima tan denso como peligroso.

Entre las 15 y las 16,47, todo fue de Nueva Chicago. Cumplidos los 90 minutos ganaban 3-0 y clasificaban. Falce en el primer tiempo y un extraordinario Dundo, con dos goles en el segundo tiempo desataron la fiesta. Parecía que Alianza, golpeado por la goleada en lo deportivo y por el obligado abandono de la cancha por una lesión de Mario Delgado -uno de sus jugadores emblema- era un convidado de piedra. Un testigo mudo de esa algarabía. Cuando el árbitro Gustavo De Genaro levantó su mano izquierda y mostró tres dedos indicando los minutos de alargue se intensificó el aliento. Para la multitud verdinegra no faltaba nada. Para el grupo de sanjuaninos vestidos de albiceleste, faltaba mucho.

El reloj marcaba 47m30s Omar Freire se elevó más alto que Almirón y Rosané y metió un frentazo que dejó parado a Cochella y congeló al estadio. Era el 1-3, el empate en goles (5 a 5 sumando los de los dos partidos) y el consiguiente alargue de 30 minutos.

En el tiempo regular Chicago había impuesto condiciones. En el suplementario el que mandó y casi lo gana fue Alianza. Como quebró la resistencia hubo que definir por penales.

En la lotería desde los doce pasos el que se impuso fue Alianza. Omar Flores que había sido peloteado toda la tarde atajó cuatro y Daniel Caputo, uno de los pibes de las inferiores que se hicieron hombres en ese torneo marcó el gol que los situaba en la final. Después vinieron los dos partidos con Olimpo, la derrota en Bahía Blanca y la victoria en San Juan dando vuelta un 0-1 tempranero ocurrido luego de una desafortunada acción de Rubén Ceballos que fue aprovechada por Rubén Schmidt y de que el árbitro Espinoza anulara un gol de Carrizo para dar un penal que el arquero de Olimpo, Mercuri, le atajó a Omar Vargas.

Entre aquel 20 de mayo y hoy, pasó mucha agua debajo del puente. La épica victoria contra Chicago le permitió a Atlético de la Juventud Alianza tocar el Cielo con las manos. Después vinieron años de vacas flacas. Actualmente, bajo la presidencia de Roberto Mallea, estandarte de aquel equipo que dirigía Salvador Spadano, la entidad de Santa Lucía busca reverdecer laureles. Paso a paso, pisando firme. Recordando el pasado para mirar con optimismo el porvenir.