Vicente González acaba de afeitarse con su navaja. Busca la bufanda más nueva. Se peina. Se acomoda la camisa y recién se anima a salir al patio para hablar con las visitas. Tiene la cara curtida por el Sol y los ojos casi borrosos por las cataratas que avanzan, pero no demuestra los casi cien años que tiene. El hombre vive en las Lagunas de Guanacache, en el departamento Sarmiento, justo en el límite con Mendoza. Habita el último puesto que hay en la zona. Y como los pobladores lo consideran un ícono porque es el puestero de más edad, su casa se transformará en sede de la Cabalgata Camino del Huarpe, que se realizará hoy.
Para llegar al puesto de don Vicente hay que pasar por una media docena de lugares similares. Los enormes corrales de ramas y palos logran que las casitas de adobe pasen desapercibidas. Como avisando que esa es la frontera, en el techo de la casa de don Vicente hay una bandera argentina descolorida por la tierra. No hace falta más que subir a un bote y atravesar pocos metros de río, para estar en Mendoza. Desde este último puesto se puede ver la histórica capilla donde se venera la Virgen del Rosario de las Lagunas de Guanacache. Pero a pesar del límite geográfico, para este puestero los nombres de los lugares son indistintos. Dice que le da lo mismo que le digan mendocino o sanjuanino.
De hecho, a pesar en estar del lado de San Juan, durante años fue el encargado de cuidar y restaurar la capilla que está en el sector mendocino y algunos de sus hijos fueron a la escuela de esa provincia. Su sentido de pertenencia trasciende todo formalismo cartográfico. Vicente sólo sabe de sus animales que debe sacar del corral ni bien amanece, del mate mañanero que comparte con su esposa Matilde, de las nubes que anuncian algún chaparrón o del viento que trae el fantasma de la sequía.
Aunque el puesto de Vicente González está a sólo 25 kilómetros de Media Agua, no es fácil llegar hasta allí. Un centenar de huellas que se entrecruzan, se trenzan y desaparecen, montículos de tierra, matorrales espinosos y enormes badenes hacen que por la zona sólo se pueda transitar a caballo o en vehículo 4×4. Justamente para empezar a bregar por un acceso en mejores condiciones, es que la Municipalidad de Sarmiento organizó la cabalgata denominándola Camino del Huarpe.
Don Vicente, de raíces huarpes, vive feliz. No necesita nada más que sus animales y a su compañera de hace más de 60 años: Matilde. Todavía se anima a caminar con la mujer de la mano, a ayudarla con el amasijo y a decir que hace las mejores comidas. Don Vicente vive despojado de toda clase de artefacto moderno. Sólo un celular cuelga de uno de los palos de la galería principal de la casa. Pero pertenece a uno de sus nietos. Dice que va a la ciudad sólo si es necesario hacer algún trámite. Subsiste gracias a la cría de cabras y chivos y no necesita salir de su puesto para vender los animales. Un colectivo viejo, transformado en camión, llega hasta el lugar cada tanto para comprar los animales.
En el último puesto que hay en las Lagunas de Guanacache, el tiempo se detuvo hace años. De no ser por los que llegan de visita en vehículos nuevos o el panel solar que instalaron hace algunos años, don Vicente afirma vivir tal como lo hizo su padre y su abuelo. Rogándole a la virgencita para que la sequía no avance. Rogándole para que la tierra no vuelva a partirse como hace 50 años. Rogándole que cuando muera, sus hijos lo dejen descansar en ese mismo lugar, bajo un árbol que ya tiene elegido.
