"Cómo habrá sido de buena esa payada entre Juan Nava y Gabino Ezeiza en 1884, que dijeron que no podía haber otra igual. Y por eso eligieron el 23 de julio como el Día Nacional del Payador", cuenta José Riveros, considerado como el único payador de la provincia, dato confirmado por la Federación Gaucha Sanjuanina. Para festejar su día, que se celebra hoy, Riveros contó la intimidad de este oficio que encierra todo un arte, el de la improvisación. Y, en exclusiva para DIARIO DE CUYO, se animó a payar sobre temas picantes de la actualidad, que fueron transcriptos aparte.
Todo payador tiene su ABC para salir a escena y para José, es clave el momento, la circunstancia. "A uno lo va inspirando el paisaje, la genialidad del jinete. No hay nada fijo que marque lo que se va a decir. También es importante la instrucción. Yo antes pensaba que las cosas salían solas, pero con el tiempo me di cuenta de que hay que leer para saber hablar, para tener material de trabajo. Por ejemplo, yo tenía la imagen de un Martín Fierro inculto, hasta me di cuenta de que quien lo escribió era estudiado", explica. Y agrega que "además, hay que tener camino andado, visitar lugares, payar con otros payadores. Por estos puntos creo que pasan las claves para poder decir payadas".
Pero todo payador también tiene temas o términos intocables. "Hay palabras, como 9 de Julio, que tienen rimas que nadie se anima a decir -bromea Riveros-, o palabras en inglés. O por ejemplo, si me preguntan de computación, a mí me matan. Pero todo payador encuentra una salida a estos problemas, ahí está el arte".
Este amante del campo, casado y padre de dos hijos, es el único sanjuanino que no sólo es invitado a festivales y peñas locales para payar, sino que ya paseó su improvisación en otras provincias y hasta en Chile. José de chico siempre sintió que podía expresar cosas con facilidad. Pero fue de grande, a los 28, cuando a falta de un animador, agarró un micrófono y desde la camioneta de un verdulero, hizo la locución en un encuentro. Sus compañeros del Centro Tradicional El Mangrullo le vieron pasta y en el primer festival que organizaron, lo subieron de prepo a un escenario. Y de allí no se bajó más.
"El payador es una sorpresa permanente, nadie está seguro de lo que va a decir. El payador tiene la habilidad de impresionar con la poesía y sabe trabajar la métrica y la rima", se define Riveros, el artesano de la improvisación.
