Es el patrón de la defensa y el rótulo se lo ganó a puro talento. Santos Hereñú sale del fondo de la cancha con sutileza; con una finta por acá y un cañito por allá. Sus colegas lo definen como uno de los jugadores más destacados en su puesto, además de ser el único ex combatiente que perdió una extremidad en batalla que juega al fútbol en las X Olimpiadas de Veteranos de Malvinas, que comenzaron ayer en San Juan.
Santos es de Loma Hermosa, Buenos Aires, y juega en el equipo del Centro de Ex Combatientes de Tres de Febrero. Cuando entró al servicio militar, lo vieron jugar y lo convocaron para integrar el representativo del Regimiento de Mercedes. ‘Al principio fue para el equipo de la Tercera división, pero ahí nomás me pasaron a Primera. Si de 1.300 colimbas me llamaron, algo bien parece que hacía’, se agrandó Santos, sonriendo.
Hereñú es portero de la Escuela 10 de Loma Hermosa, está casado, tiene 3 hijos y 2 nietos.
Clase 62, en Malvinas combatió con el Regimiento de Infantería Mecanizado 6 y perdió el brazo por efecto de una bomba mientras batallaba en Puerto Argentino. ‘Estuve en un hospital de la isla y en junio me llevaron al continente. Quedé internado en Mercedes, pero me escapaba seguido. Soy tan fanático del fútbol que me iba a jugar. ¿Qué me decían los médicos? Nada, qué me iban a decir si para lo que me pasó no había remedios’, contó el bonaerense, distinguido por la Nación con una medalla.
