Sólo él y su familia saben lo que pasaron. De la angustia por saber si seguiría con vida, después del espectacular accidente sufrido el mediodía del 15 de diciembre de 2010 que lo dejó postrado en una cama del Hospital Rawson durante un par de meses, a esta alegría tan inenarrable como inocultable por largar nuevamente una carrera.

Sus ojos tenían el brillo inconfundible de la satisfacción. Él, como sus familiares, respondían con una tímida sonrisa y un imperceptible “gracias” cada muestra de afecto.

Vicente Ochoa, el Búfalo, ese obrero de las rutas que ha ganado pocas carreras pero que en todas las que participó dio todo buscando una victoria o ayudando a algún compañero, volvió a correr. Lo hizo en la última fecha del tradicional torneo de Otoño que organiza el Cicles Club La Bebida.

“Va a andar bien, yo estuve entrenando con los muchachos el jueves y Vicente aguantó bien el ritmo de los chicos más jóvenes”, contó Manuel “Topo Gigio” Recabarren que estuvo observando la carrera en la intersección de la calle Diagonal y Av. Ignacio de la Roza.

“Terminé bien, no tuve problemas, sólo llegué un poco exigido”, contó después Ochoa que corrió con una calza a través de la cual se notaba su rodilla bastante más hinchada que la otra.

Los abrazos que recibió de parte de cada uno de sus ocasionales adversarios entre los que se contaban muchos que han compartido competencias federadas con él, como Mauricio “Chespirito” Pérez y las muestras de cariño de los aficionados que lo alentaron cuando distinguían dentro del pelotón su espigada figura con el “lomo” levantado sobre el cuadro, fueron caricias al alma para este hombre que tuvo que recuperarse de una fractura de maxilar con pérdida de piezas dentarias; de una fractura en el brazo izquierdo y de la lesión en su rodilla, ya explicada.

Tanto afecto lo hizo olvidar de esos seis meses que estuvo sin caminar, del verano entero que pasó postrado en una silla con su pierna derecha enyesada hasta la ingle.

A Vicente Ochoa los médicos lo fueron armando como un rompecabezas, primero le operaron dos veces la boca, luego dos en el codo y después seis en la pierna. El infausto accidente que puso en peligro su vida ya es sólo un lamentable recuerdo del que quedan batallas legales por dar.

Ese 15 de diciembre de 2010 a Vicente Ramón Ochoa lo sacaron sin preguntarle del ámbito donde es dichoso: el ciclismo. Ese día que no olvidará nunca le lesionaron gravemente su físico pero no le doblegaron la fe. Se aferró con uñas y dientes a la esperanza primero de volver a caminar, luego de volver a pedalear y finalmente a la que lo hace inmensamente feliz, volver a correr como lo hizo ayer.