Polonia dio ayer el último adiós al fallecido presidente Lech Kaczynski, con un funeral de Estado que contó con la visita de pocos líderes extranjeros debido a la nube de ceniza volcánica que causa estragos en buena parte del tráfico aéreo europeo. Los ataúdes con los restos de Kaczynski y su mujer, María, habían llegaron ayer a Cracovia en un avión militar tras ser despedidos el sábado pasado en Varsovia por cientos de miles de polacos congregados en la Plaza Pilsudski, la más importante de la capital polaca.
La gigante nube de cenizas del volcán islandés Eyjafjalla imposibilitó la asistencia de varios líderes mundiales al funeral de Estado, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente galo, Nicolas Sarkozy; el príncipe Carlos de Inglaterra; los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Kaczynski murió el sábado 10 de abril en un accidente de avión junto con otras 95 personas, incluyendo numerosos líderes e integrantes de su gabinete. El fallecido mandatario fue elevado ayer a las alturas del histórico castillo de Wawel por la vieja Polonia, obrera, tradicional y católica. Sus restos descansarán allí rodeado de reyes, héroes y destacadas personalidades del país, ocho días después de la tragedia de Smolensk.
Mas de 150.000 personas reunidas a orillas del Vístula, 45.000 de ellas en la abarrotada Plaza del Mercado de Cracovia, hicieron olvidar la ausencia masiva de estadistas de todo el mundo, que disculparon su inasistencia por la nube de polvo volcánico de Islandia que bloquea el tráfico aéreo en gran parte de Europa.
Campesinos de las montañas del Tatra vestidos con sus trajes regionales, ferroviarios, bomberos y mineros en uniformes de gala, operarios de los astilleros de Gdansk con sus banderas del sindicato Solidaridad, pero también muchas familias sencillas, con mochilas al hombro llenaron la bella ciudad medieval.
Testimonio del ambiente que se vivía en Cracovia fue la ovación que arrancó en el exterior de la basílica el primado de la Iglesia Católica Polaca, Henryk Muszynki, cuando al término de la misa afirmó que "Dios, honor y patria fueron los lemas de Kaczynski durante su vida".
