Japón conmemoró ayer el cuarto aniversario
del terremoto y el tsunami que arrasaron el noreste del país y
causaron la catástrofe nuclear de Fukushima, mientras se prepara la
reactivación de las primeras plantas atómicas tras el accidente.

A lo largo de todo el país se celebraron emotivos actos en
recuerdo a las más de 18.000 víctimas que causó la tragedia, la más
grave que ha azotado a Japón desde la II Guerra Mundial.

El más importante de estos homenajes tuvo lugar en el Teatro
Nacional de Tokio, y contó con la participación del emperador
Akihito, del primer ministro japonés, Shinzo Abe, y de familiares de
las víctimas del desastre.

Además, en las localidades del litoral noreste del país, la zona
más castigada por la ola gigante, se repitió la misma escena de
residentes guardando un minuto de silencio mientras sonaban las
sirenas que alertan en caso de tsunami.

Todos los actos se celebraron de forma coordinada a las 14.46
hora local (05.46 GMT), momento en el que se registró hace cuatro
años el terremoto de 9 grados en la escala abierta de Richter que
originó la catástrofe.

El seísmo provocó un tsunami que superó los 20 metros de altura
en algunos puntos, y ambos dejaron un balance de 15.891 muertos y
2.584 desaparecidos, según los últimos datos divulgados por la
Agencia Nacional de Policía.

Cuatro años después, prosiguen las tareas para dejar atrás los
efectos de la catástrofe, y continúan sin poder volver a sus hogares
más de 228.000 evacuados por los daños causados por el tsunami o por
la contaminación radiactiva emanada de Fukushima.

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, afirmó que la
reconstrucción ‘sigue en marcha‘ y ‘está entrando en una nueva
fase‘, durante su discurso en la ceremonia de hoy.
No obstante, recordó a ‘aquellos que no han podido retornar a sus
casas por culpa del accidente en la central nuclear‘ y reconoció
‘que unas 230.000 personas aún viven en condiciones difíciles‘.

El emperador de Japón también afirmó le ‘duele el corazón‘ cuando
piensa en la cantidad de gente ‘que aún no sabe cuando podrá
regresar a su hogar‘.

Asimismo, a raíz del accidente el país mantiene apagados sus 48
reactores nucleares, aunque el Gobierno ha impulsado la reactivación
de aquellos que cumplan los nuevos requisitos de seguridad de la
Autoridad de Regulación Nuclear (NRA).

Está previsto que dos plantas retomen su actividad este mismo
año, a pesar de que la energía nuclear cuenta con el rechazo
mayoritario de la población nipona, según reflejan las últimas
encuestas.

Hoy mismo, el presidente de la Autoridad de Regulación Nuclear de
Japón (NRA), Shunichi Tanaka, afirmó que la citada central aún
plantea ‘numerosos riesgos‘, en una junta de este órgano celebrada
con motivo del aniversario de la tragedia.

‘Unos cuantos accidentes y problemas se han producido en la
planta de Fukushima en el último año, y tenemos que aceptar que esto
genera ansiedad y enojo en la gente de la zona‘, indicó el
presidente de la NRA.

La operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), ha
informado en las últimas semanas sobre nuevas fugas de aguas
radiactiva al mar, mientras que en 2014 se produjeron varios
incidentes similares y fallos en los sistemas de depurado de líquido
contaminado.

Las emisiones y vertidos de agua contaminada han causado graves
pérdidas a la ganadería, la agricultura y la pesca local, y aún
impiden retornar a sus hogares a más de 70.000 personas que vivían
cerca de la planta.

TEPCO afronta ahora la fase técnicamente más compleja de las
tareas de desmantelamiento de la central, que podrían prolongarse
entre 30 y 40 años.

El Gobierno nipón, por su parte, encara un año clave para
convencer a la opinión pública de que la energía nuclear es segura y
necesaria para la economía nipona, que desde el apagón nuclear
arrastra un déficit comercial creciente debido a las importaciones
de hidrocarburos para centrales térmicas.