En una temporada donde a los empresarios sanjuaninos les fue bastante bien, algunos ya abren el paraguas y quieren que se vuelva a aplicar una vieja ley provincial que favorecía a las exportaciones: se trata de la norma que apoyaba con créditos fiscales a sectores industriales exportadores que resultaban perjudicados con problemas coyunturales al momento de vender sus productos. También la norma contemplaba fondos para fomentar la apertura de nuevos mercados, pero hoy la ley está "cajoneada" por la Emergencia Económica que rige desde el 2002. El temor de algunos exportadores se centra en que los nichos comerciales donde van los productos sanjuaninos están muy concentrados -por ejemplo, el 82% de la pasa local tuvo como destino en este primer cuatrimestre Brasil-, y si se cae uno de ellos pueden haber serios problemas, pero al mismo tiempo les preocupa la inflación que les está haciendo perder la competitividad que habían ganado después de la devaluación.

"Realmente es una ley muy interesante. El espíritu que tenía decía que "el gobierno anualmente podrá volcar recursos como aportes no reintegrables a distintas actividades que ameriten ser respaldadas". Se aplicó apenas unos años, pero fue una herramienta que sirvió en épocas donde el sector exportador local tuvo problemas en el mercado externo", comentó Roberto Gutiérrez, de la Cámara de Comercio Exterior. En los últimos 8 años que la Legislatura trató la ley de Presupuesto provincial, dejó de lado los beneficios de la Ley de Exportaciones (6.378) que fuera sancionada en 1994 en la gestión de Juan Carlos Rojas y que tuviera como mentor al entonces ministro de la Producción Francisco Palladini.

El ítem más importante -según los empresarios consultados- era el que se enmarcaba en el artículo 6 y que implicaba un beneficio concreto para el industrial: "El Poder ejecutivo podrá otorgar créditos fiscales en carácter de subsidios o préstamos reintegrables a los exportadores, con el objeto de solucionar dificultades coyunturales….". El gobierno era el encargado de fijar el monto total de los créditos fiscales a otorgar cada temporada.

Un importante empresario pasero sugirió que "los fondos para esta ley podrían salir de la devolución de las retenciones, sería un círculo virtuoso, porque la plata que sale de la vitivinicultura volvería a destino".

"Eran unos centavos por kilo de uva que nos daban con esta ley, pero en años malos resultaban una bendición", comentó un reconocido productor. Otro de los que se mostró a favor de reflotar la ley fue el empresario pasero Alberto Cassab, quien recordó que "han habido años que por problemas de cambio bajo o precios bajos estabamos con la soga al cuello y nos mantuvimos por ese subsidio que nos daba esta ley", destacó. Con el crédito fiscal que recibía el productor podía pagar desde impuestos, servicios y hasta transferirlos como pago a cuenta de cualquier contraprestación. La uva en fresco, las pasas y el entonces incipiente jugo de uva fueron las actividades que más se apoyaron en esta ley para salir adelante ante algunos problemas que se presentaron.