Una cachetada y un insulto no son el único modo de violencia infantil. Dejar a los hijos esperando más del tiempo tolerable a la salida de la escuela, es otra forma de "darle un golpe al alma". Pero no el único. Lo peor es que estas agresiones no se limitan a los vínculos más cercanos sino que trascienden a otros protagonistas.

Las empresas privadas también ejercen violencia infantil de manera directa e indirecta, según la visión de las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan en defensa de los Derechos del Niño. Ejemplos sobran: cuando un emprendimiento agroindustrial no respeta las leyes que protegen al niño del trabajo y lo eligen por ser mano de obra barata. También cuando usan a los pequeños en sus mensajes publicitarios como meros objetos de consumo. O cuando no le permiten a sus trabajadores flexibilizar sus horarios para acompañar a sus hijos en una actividad escolar o llevarlos a la consulta médica.

Preocupados por la realidad que se vive a diario, más allá del ámbito familiar e inclusive llegando a las puertas de oficinas y negocios, la asociación civil Pacto San Juan convocó a Cecilia Francisquelo, gerente de Investigación y Desarrollo de Unidad , Empresas y Comunidad, entidad que lleva adelante el programa "Empresas por la Infancia" a propuesta de la Unesco y en conjunto con las organización Save the Children y la Fundación Arcor. La idea de los socios sanjuaninos es empezar a concientizar a empresarios y a los consumidores para que "abran sus ojos", tal como explicaron Marcelo Delgado y Carolina Sánchez, presidente y coordinadora de Pacto San Juan. Hace dos años los integrantes de la asociación local firmaron un convenio con las instituciones nacionales para sumarse a su trabajo de Responsabilidad Social Empresaria bajo la premisa del cuidado de la infancia.

"Todos podemos hacer algo para cuidar a nuestros chicos que son quienes seguirán nuestro tarea para que sea realmente sustentable y sostenible. No tengo dudas que una empresa que proteja y promueva los derechos de los niños, será con el tiempo, más competitiva que el resto. Y como si fuera poco, logrará fidelizar a los clientes y a sus propios trabajadores, ya que estarán motivados por su coherencia, por sus acciones comprometidas con la sociedad y con el capital humano para el que producen. Para lograr eso hay que empezar por tomar conciencia ya que por ejemplo en San Juan no se conocen ni siquiera las estadísticas de los niños que trabajan. Entendemos que estos niños y sus familias tienen una necesidad real de ganarse el sustento pero también hay que buscar alternativas para que los chicos se ocupen solamente de ir a la escuela, jueguen y se alimenten correctamente, mientras que seamos los grandes los que trabajemos para ganar un sueldo", señaló Delgado, quien como único dato verídico con que cuenta es un relevamiento en una escuela secundaria del departamento 25 de mayo donde el 80 por ciento de su alumnado empieza la escuela entre 1 ó 2 meses más tarde porque trabaja en la cosecha. Ya ese número lo preocupa.

Un primer paso

Hace poco más de una semana que realizaron un taller sobre la temática de Marketing, Comunicación, Empresas e Infancia. La idea es repetirlo en el mes de noviembre y avanzar en un tema que no es sencillo.

Quien dictó los principales conceptos y dio algunas acciones concretas fue Cecilia Francisquelo, una profesional que entre otras nociones expresó en sus charlas ante los sanjuaninos que "los Derechos del Niño son el ADN de la sociedad. Cuanto más respetemos esos derechos más sostenible serán todas las acciones que realicemos, incluidas las de marketing y la comercialización. Las marcas transmiten diariamente valores a sus consumidores y públicos. Es por ello que lograr contemplar sus derechos en todas las instancias del proceso publicitario es un desafío y una responsabilidad que cada uno debería asumir desde el rol que le toque ocupar. No hay que olvidarse que el impacto de las empresas en los niños, niñas y adolescentes puede ser de carácter negativo o positivo. Desde Empresas por la infancia trabajamos para alentar al sector empresario a comprometerse positiva y proactivamente con la infancia y orientamos todos nuestros esfuerzos hacia el vínculo que puede trazarse desde la comunicación y el marketing para lograr una sociedad mejor", manifestó con la convicción de que las empresas pueden hacer sus aportes desde sus campañas publicitarias y la población elegir productos que respeten a los niños en todos los niveles.

Algunos ya están en este camino: en el país, en el 2011, el 12% de las publicidades que recibieron denuncias y fueron analizadas por el Consejo de Autorregulación Publicitaria de Argentina (CONARP), lo hicieron por no proteger a los niños y adolescentes.