En las mañanas, en la mayoría de las humildes casas, los tendederos, sillas, y hasta las verjas hechas con cañas permanecen llenas de ropa húmeda. Es que las mujeres aprovechan las dos horas matutinas con agua para poder lavar la ropa y hacer la comida. Mientras que en la siesta, después de las 14, otras dos horas sirven para llenar los bidones de 200 litros para tener agua para el resto del día. Así vive la gente de Bermejo, en Caucete, desde hace unos 2 meses, porque no tienen la suficiente cantidad de agua.
Desde la Vecinal, que es quien administra el servicio, dijeron que necesitan ayuda para solucionar el problema, mientras que desde OSSE explicaron que deben recorrer los 30 km del acueducto porque sospechan que hay una pérdida y que por eso no llega la suficiente cantidad al pueblo.
Juan Fernández es la persona encargada de abrir y cerrar todos los días la llave para que el pueblo tenga agua dos horas en la mañana y dos horas en la siesta. El hombre contó que es muy riguroso con el horario para que todos puedan tener al menos esas 4 horas de servicio y para darle tiempo al tanque para que se vuelva a llenar. En este contexto, las familias se las ingenian para poder subsistir.
En cada una de las casas, las mangueras colgando de los bidones, las ollas calentando agua para poder cocinar y las mujeres llevando baldes que se rebasan de un lado a otro son postales comunes en el pueblo. ’En la mañana abrimos de 8 a 10 y en la siesta de 14,30 a 16,30. En la siesta somos muy puntuales porque están los chicos en la escuela. Es indispensable que en la escuela haya agua’, explicó Fernández, mientras que Aldo Ibáñez, un integrante de la unión vecinal, dijo que necesitan ayuda pues hace un tiempo que cada vez llega menos agua. Ellos creen que es porque se está escapando agua en la cañería que llega hasta el tanque. Si bien el dilema del agua en Bermejo es una historia repetida (ver a parte) los vecinos dijeron que están cansados de tener que cargar con baldes o estar pensando qué hacer para ahorrar ese líquido. ’Hay días que no les damos agua ni a los animales’, dijo una de las vecinas que cría cabras y gallinas. Otros contaron que cuando lavan ropa, después usan esa agua para regar las plantas sino se les seca todo.
Sergio Ruiz, presidente de OSSE, dijo que está al tanto de este reclamo y explicó que deben recorrer los 30 kilómetros que tiene el acueducto desde Nikizanga hasta Bermejo para ver cuál es el problema. ’La semana pasada no pudimos llegar a la excavación porque el terreno estaba muy malo por las lloviznas. Ahora tenemos que ver dónde hay pérdidas de agua’, dijo. Estas pérdidas serían la razón por la que no se puede bombear agua durante todo el día al poblado.
