Elegir una carrera de nivel terciario o universitario para continuar los estudios, suele ser hasta traumática para muchos estudiantes. Es por eso que en el Servicio de Psicología y Psicopedagogía, de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), cada vez se nota más la llegada de alumnos de los últimos años del secundario provenientes de toda la provincia, según cuentan profesionales del área. El objetivo de los jóvenes: tratar de buscar ayuda para encausar con éxito un proyecto de vida basado en los estudios. Eso no es todo, también se nota un aumento en los universitarios que por recomendación de sus propios compañeros de estudio vuelven para pedir un redireccionamiento en ese sentido.
Si bien las estadísticas oficiales sobre el tema están en plena etapa de elaboración, se estima que que alrededor de 1.000 alumnos secundarios asisten a los cursos de Orientación Vocacional durante todo el año. Es decir un 20 por ciento más que en los últimos dos o tres años. Mientras que algo similar ocurre con los universitarios que recurren a este servicio que, hasta hace unos 3 años eran menos de 80 y en la actualidad llegan al centenar, cuentan en las oficinas.
"La orientación vocacional se define como un proceso por el cual el alumno descubre qué quiere ser, en el sentido laboral’, comienza su explicación la psicóloga, Delia Rusansky, miembro del equipo de profesionales que atiende a los estudiantes.
La profesional cuenta a modo de diagnóstico que, en la actualidad asistimos a un momento en el que, el ser tiene poco valor, poco espacio y sí el hacer o el tener. Entonces la vocación y la orientación que tienen que ver con, quién soy, qué me gusta hacer, desde el quién soy. Cada vez los alumnos están más perdidos, porque la propuesta en la actualidad es de ponerse máscaras que tienen que ver con marcas comerciales, grupos sociales, la propuesta del consumo, entre otras. El tema evolutivo donde ser adulto no tiene mucha gracia y sí ser jóvenes. Entonces, elegir un trabajo que tiene que ver con ser adultos, no es algo que esté facilitado por los paradigmas que hoy se viven en lo social – cultural.
Esta situación se nota cuando llegan los alumnos a este organismo universitario. Rusansky comenta que, se nota que la afluencia de alumnos cada vez es mayor y por otra parte, las preguntas que trae son más lejanas a construir su identidad laboral.
Las preguntas más frecuentes
En este marco de situación, Rusansky cuenta que las preguntas más frecuentes de los estudiantes secundarios son cada vez más lejanas a construir su identidad laboral, entre otras: "con qué carrera puedo ganar más dinero", "qué carreras tienen más salida laboral" o "qué me conviene"; "no sé que quiero hacer" "no tengo idea". Los chicos no preguntan: "cómo puedo saber qué me gusta o cómo puedo hacer para elegir algo dónde me sienta bien.
Es que la realidad indica que dónde más salida laboral va a tener es donde haga lo que le gusta. Si un alumno encuentra lo que le gusta, en realidad, esto que le gusta también lo va a amar a él. Si uno ama lo que hace, lo que hace lo ama a uno, afirma.
Si dudas que con este diagnóstico, lo primero es escucha sus preguntas y a partir de ello ayudarlos a que enfrenten lo que está detrás de esas preguntas. Pero siempre escuchándolos e intentando que ellos respondan sus propios interrogantes.
El alumno llega sin un marco de referencia, sin soportes, no hay un no y un sí, no hay una referencia. Todo es posible, pero también esto hace que nada sea posible. Todo es posible de un modo indefinido y no claro. Esto hace que el estudiante esté muy confundido. No sabe cuál es su camino. También hay quienes quieren elegir una carrera universitaria y no saben que hay que sentarse a estudiar cuatro horas como mínimo.
"Al salir del secundario pueden tener información, pero no formación. Creo que por estas situaciones donde están más valorados que tienen que ver más con el perderse que con el encontrarse, es decir, la búsqueda de elementos materiales, tecnológicos. A veces sirven para encontrar caminos, pero normalmente están o se usan para perder camino. La pregunta de quién soy, qué me gusta, qué quiero hacer, qué es importante para mí’, explica la profesional.
Si se habla de responsable de esta situación, la psicóloga dice que es un problema social, cultural e histórico, quizás todos seamos responsables. Los adultos, mayores, quizás, de estas generaciones. Es un momento social – cultural. No me parece que señalar y enjuiciar tenga alguna construcción para develar esta problemática.
En esta problemática todos somos responsables: los padres, los colegios, la educación, la cultura. Para encauzar todo se debe hacer una revisión de todo.
En forma paralela hay muchos chicos que buscan y que quieren pensar y trabajar en lo que les gusta. Que quieren tener una misión con sus propias vidas. Están aquellos que eligen de un modo comprometido.
Sobre los resultados de la orientación están dos miradas. La primera es que el alumno de que el alumno se sienta bien con la carrera elegida. La otra es equivocarse para volver a replantearse proyectos.
La orientación vocacional es un instrumento que cada vez es más utilizado con el fin de orientar la brújula en el sentido correcto para los estudiantes.
