Rojos, rosados, marfil, grises, blancos, con un flequillo o con uñas rizadas. Hay tantos colores y formas en la exposición del 55to Campeonato Selectivo de Canarios en San Juan, que adentrarse en este pequeño mundo es encontrarse con curiosidades a cada paso. Y es que por ejemplo existen nada menos que 300 colores distintos de canarios, distribuidos en más de 25 razas. Varios de éstos se pueden ver en un salón de Avenida Rawson, donde hay 1.470 ejemplares compitiendo para determinar cuáles son los más pintones, que representarán a la provincia en el Nacional.
En el gran local donde hace muchos años funcionó un supermercado, hay cuatro hileras de estructuras con cientos de jaulas, donde el canto de los machos (las hembras no lo hacen) se transforma en un murmullo ensordecedor. Los jueces avanzan entre ellas, planilla en mano, evaluando los canarios por colores y formas, con parámetros que cambian según el tipo de pájaro (ver infografía).
Aunque un campeonato de canarios parezca una rareza, existe un importante movimiento en la provincia. En San Juan hay cuatro asociaciones de canaricultura, unos 140 criadores y una producción anual de 10.000 pichones en condiciones de competir. José Berdicevschi (68), canaricultor y juez nacional, cría canarios desde los 13 años, casi por legado paterno, y sus pájaros ganaron muchos concursos. Es un apasionado a tal punto que les pasa una crema especial a las patas de más de 1.000 pájaros que tiene en su casa, además de cortarles minuciosamente las uñas.
"Criar canarios es un descanso mental, una terapia. Yo entro a la pieza de los pájaros en mi casa y me olvido de todo. En época de cría, empiezo a las 5:45 y termino a las 10 de la noche. Es más, hasta el día de hoy, mis hijos me reclaman que pasé más tiempo con los pájaros que con ellos", confiesa este comerciante jubilado.
Los cuidados para canarios de competencia son extremos. Además de ponerles cremas, los canarios reciben medicamentos, vacunas y en algunos casos, comen un alimento especial con colorante para profundizar el color de las plumas. "Y que nunca vayan a caer pintas de alimento de otros colores en el comedero, porque entonces los pájaros crecen con manchas", dice Berdicevschi.
Un padre con sus hijos entra al salón, relojea y pide precios. Y es que además de lugar de competencia, también es un punto de venta. Sin embargo, los criadores no venden todos los ejemplares, ya que suelen reservan los especiales. En este lugar, se puede comprar canarios por entre 70 y 150 pesos.
"Los canaricultores no criamos para vivir de esto. Lo hacemos por gusto, por hobbie, por ganas. Yo soy un enamorado de estos pájaros. Me rindo con la dulzura de su canto y criarlos es un bálsamo para los problemas. Conozco el caso de un hombre tremendamente apostador que dejó el juego cuando se apasionó con los canarios. Y de gente con depresión que encontró en la canaricultura una ayuda increíble", dice Andrés Gambina, presidente de la Canaricultura Roller Asociación Sanjuanina desde hace 15 años. El amor de Gambina por estos pájaros lo llevó a escribir versos y poemas, que distribuye a quien se lo pida en el gran salón donde abunda el color y ese canto tan particular de los canarios.
