Un día después de que el Senado, controlado por sus compañeros demócratas, le negara los fondos para el cierre de la presión de Guantánamo, el presidente, Barack Obama, mantuvo su promesa de cerrarla. Pero también ratificó su plan para enviar a cárceles de EEUU, algunos sospechosos de terrorismo detenidos en esa base militar norteamericana en Cuba. Una medida que choca con una fuerte oposición en el Congreso, no sólo de parte de los republicanos sino también del ala de izquierda de los demócratas.
En un extraordinario contrapunto, el ex vicepresidente Dick Cheney, expresó que los recientes reveses a las políticas pasadas eran equivalente a "imprudencia disfrazada de rectitud y harían al pueblo estadounidense menos seguro".
Obama defendió su postura en un muy esperado discurso después que el Senado le diera un revés al bloquear los fondos para cerrar la prisión hasta que presente un detallado plan sobre qué hará con los 240 sospechosos de terrorismo detenidos ahí.
"Este es el tema más difícil que enfrentaremos", explicó Obama en un discurso de 50 minutos en los Archivos Nacionales, agregando que había heredado un "desastre" del mandato de su predecesor, George W. Bush, el cual afectó la imagen moral de EEUU en el mundo.
El mandatario defendió vehementemente sus renovadas políticas anti terrorismo para intentar recuperar el control del debate que acapara la atención de Washington y que amenaza con desviar su atención de la que ha declarado como su principal prioridad: rescatar la economía estadounidense.
Obama tiene un alto índice de aprobación pública, pero la implementación de su renovado enfoque sobre la detención e interrogatorio a los sospechosos ha resultado ser más difícil de lo que esperaba.
Buscando calmar los temores de los estadounidenses de que algunos detenidos puedan terminar siendo liberados en territorio de EEUU, Obama insistió en que no autorizaría la excarcelación de nadie que "ponga en peligro al pueblo estadounidense".
Sin embargo, dijo que algunos sospechosos de terrorismo podían ser juzgados en tribunales estadounidenses y ser detenidos en prisiones de máxima seguridad en el país, mientras otros eran juzgados por comisiones militares o transferidos al exterior.
Creando una impresión de duelo televisado de discursos, Cheney, habló ante un grupo de expertos justo después de que el presidente terminó su discurso. Dijo que Obama había tomado su decisión sobre Guantánamo "sin pensarlo mucho y sin un plan".
"El Gobierno descubrió que es fácil recibir aplausos en Europa por cerrar Guantánamo. Pero es difícil idear una alternativa que sirva a los intereses de la justicia y a la seguridad nacional de EEUU", comentó.
Obama renovó ayer su compromiso con el plazo de enero del 2010 para cerrar la prisión de Guantánamo.
