La misma manera de actuar, la misma violencia, las mismas víctimas: ancianos indefensos. Y es que ayer en la mañana, en un lapso de dos horas, cuatro delincuentes eligieron a 3 personas mayores para robarles en sus casas, dejándolos heridos, atemorizados y con todo revuelto. En Capital, dos ladrones armados sorprendieron a un matrimonio y los redujeron. Pero uno de los malvivientes golpeó salvajemente con la cacha del arma en la cabeza al hombre hasta provocarle un tajo y dejarlo casi inconciente. Luego, ambos huyeron con $3.500 y joyas. Y en Rivadavia, una mujer de 73 años fue engañada por un sujeto que se hizo pasar por un cliente que quería alquilarle una habitación. Cuando la tuvo a tiro, aprovechó para golpearla y atarla, mientras un cómplice esperaba en la puerta (Ver aparte). Al final, escaparon con $200, dijeron en la Policía.

Sangriento

Eran las 8.45, cuando Antonio Médici (84), un hombre que hace 14 años se jubiló del Instituto Provincial de la Vivienda (I.P.V.), se disponía a salir a la calle para levantar las hojas de la vereda de su casa ubicada en calle Güemes al 1368 Sur, en Trinidad, Capital. Su esposa, Ersilia Gatica (76 años, ex docente), se preparaba para levantarse. Apenas Antonio entreabrió la puerta, dos sujetos se descolgaron del techo y lo metieron a los empujones. Uno lo agarró y lo apretó contra la pared mientras lo apuntaba, exigiéndole "la plata, dame la plata", recordó Medici. Su cómplice, se fue derecho a donde estaba su mujer y le pidió que se tirara al piso. Pero ella se negó y le rogó al ladrón que no la golpeara, debido a que todavía está resentida de una operación que tuvo en un pecho hace 4 años, aseguró la mujer. El delincuente desistió y se puso a revisar cada rincón de la habitación ante la mirada atónita de la anciana. En unos cajones encontró algunas joyas finas, entre ellas el cintillo y las alianzas de casamiento. Además de 3 celulares, 5 relojes costosos y 3.500 pesos, afirmó Gatica.

Mientras eso sucedía, en la cocina comenzaba un feroz ataque. Allí, el otro malviviente tiró al piso a Antonio y lo golpeó en la cabeza sin parar con la cacha del arma. Tantos fueron los cachazos y piñas, que el hombre perdió mucha sangre y herido como estaba fue obligado a arrastrarse hasta el baño para encerrarlo con su mujer.

Fue el tercer asalto que sufren en 2 años, explicó Antonio Médici, con su cabeza vendada por los 4 puntos que le hicieron.

"Somos dos viejos… esto fue una pesadilla. Ahora nos vamos a mudar con mi hija a San Luis", afirmó angustiada Ersilia Gatica.