Hace un año y medio, Román Luis Aracena, un ex chofer profesional de 65 años devenido en metalúrgico por un problema ocular, enviudó cuando su mujer no pudo ganarle a una enfermedad terminal. Pero no fue el único golpe duro que tuvo en su vida. Unos 30 años atrás, uno de sus siete hermanos, Jesús, se ahogó en una pileta de Chimbas. En 1997 dejó su trabajo adelante de un volante porque su vista le jugó una mala pasada en plena ruta, cuando era chofer de la Universidad Nacional de San Juan y trasladaba desde Caucete a un grupo de policías de regreso a la Capital. Al otro día, tras un examen médico, le dijeron que no iba a poder manejar más profesionalmente y el hombre se vio obligado a cambiar de trabajo. Desde ahí desempeñó tareas en el taller de la UNSJ y cuando falleció su mujer comenzó a ahorrar para cumplir su sueño: comprarse un auto nuevo, dejar su vieja Renault 12 Break y emprender un viaje hacia el Tierra del Fuego, para visitar a una de sus hijas. El ex chofer ahorró cada centavo y ayer era el día D. El día en que pensaba darse un gusto y adquirir un VW Gol. Pero nada de eso ocurrió. Apenas llegó a su casa, le avisaron por celular que Juan José, otro hermano, había fallecido. Compungido, guardó su coche y cuando enfiló hacia el interior, otro drama. Allí el metalúrgico se dio cuenta de que la puerta del fondo estaba abierta y que ladrones se habían metido a robarle algunos aparatos. Y la desazón fue mayor cuando el hombre fue a su pieza y vio que del ropero le habían sustraído los 36.000 pesos que había ahorrado para el auto.

Todo sucedió a las 13:30 de ayer en la casa que habita Aracena, ubicada en calle América 1471 Norte, en Villa Unión, Chimbas. A esa hora regresaba del taller cuando le avisaron del fallecimiento y se topó con el robo. "Primero pensé que era mi nuera la que estaba adentro, pero cuando vi el desorden me invadió una bronca terrible. Ahí caí", afirmó el ex chofer.

Al parecer, los delincuentes rompieron unos barrotes de una ventana y lo primero que cargaron fue un minicomponente. Del dormitorio principal, los malvivientes se llevaron joyas, un celular y los 36.000 pesos que tenía el metalúrgico escondidos en un saco en el placard, afirmó Aracena, indignado. Después, abrieron la puerta del fondo y huyeron sin ser detectados por los vecinos.

"Uno de mis hijos sabía de esta compra, pero nadie más. Ojalá la policía agarre a estos hijos de p… porque si me entero quienes son los voy a ir a buscar yo", dijo Aracena.