"Lágrimas para cantar tangos con erre" representa más que su sexto disco para Susana Castro, mucho más. Para la cantante jachallera, esta producción significa saldar una deuda afectiva que tenía su padre, "El Negro" Castro. Y también cumplir el sueño de su madre. Es que desde que empezó su carrera musical, Susana recibía el mismo pedido de papá: que cantara tangos, esas sentidas historias en las que él se sumía nostalgioso, cada tarde allá en Jáchal, cuando Susana era una niña. Tangos que ella también escuchaba con pasión de boca de su madre, aunque nunca en público; porque Chela Moliní debió relegar su vocación en pos de la familia: primero la crianza de sus hermanos menores (tenía 17 años cuando falleció su madre) y luego de sus propios hijos.
"A papá lo recuerdo como si fuera hoy, recostado en su cama escuchando su Wincofón… y me daba mucha tristeza, no sé por qué, yo era muy sensible y esas letras, esa imagen… ", rememora Susana, a quien una fecha especial le hizo un "click". El mes pasado, su papá cumplió 80 años y decidieron agasajarlo a lo grande. Pero la fiesta, que él ni se soñaba, incluía una sorpresa mucho más inesperada todavía. Susana había decidido grabar un disco de tangos. Con sus músicos de aliados, se metió al estudio de Javier Gómez y se llevó con ella a su hermana Laura -que también canta, aunque nunca grabó- y a su mamá, cómplice y protagonista. Inspiradísima, en sólo una noche grabó los más de 20 temas que durante años habían dormido en su alma. Algunos, gustito personal, como Morocha triste, Canto de Nadie y Garúa. El resto, una selección de los preferidos de papá. Y, un par de retoques mediante, asunto terminado. O casi.
La gran noche llegó el 19 de marzo, fiesta de cumpleaños. Después de cena, Susana subió al escenario, pero no iba a ser folclore lo que sonara. Luego de un valsecito instrumental, chambergo incluido, se mandó con El choclo. Y pegadito nomás, Chela hizo Sentimiento gaucho.
"¡No te puedo decir lo que fue, pobrecito mi viejo querido, estaba atutado! Fueron unas lágrimas, pero pura emoción’ cuenta todavía conmovida Susana, quien entonces llamó a su padre para darle en mano el CD, a quien dedicó delante de todos: "Para vos, mi viejo lindo".
"Es una deuda que tenía con mis viejos. Ya me puedo morir tranquila. Quería que mi papá tuviera este disco y que también quedara grabada mamá, para sus hijos, sus nietos y bisnietos… Lo siento también como un disco que hizo curaciones, que cerró deudas con uno, de afectos inconclusos, de aceptar a los padres como son, amarlos y disfrutarlos porque los tenemos…" se explaya reflexiva la intérprete para quien -si bien tardó en salir- fue el momento indicado.
"Había que madurar muchas cosas, porque un disco es eso, el reflejo de lo que te pasa en este momento y donde uno tiene puesto el corazón", sostiene.
Mañana, Lágrimas para cantar tangos con erre -"porque yo soy de acá y acá hablamos así, es un tango provinciano, con erres, guitarra y guitarrón", explicará orgullosa- volverá a sonar, esta vez en presentación oficial. Será en el Teatro Municipal de Albardón, con todos los Castro-Moliní presentes. Y las emociones volverán a flor de piel.
