Ayer en el departamento del Norte de la provincia, los pobladores daban rienda suelta a una nueva versión por cada esquina, cual teléfono descompuesto, para opinar en cuanto al incidente de un caño roto de la mina Veladero. Es que a las 22 del domingo comenzaron a circular mensajes de texto y de Whatsapp que hicieron que la mayoría de los jachalleros sintieran miedo de abrir sus canillas y tomar agua, por no conocer si los rumores de contaminación con cianuro serían verdad. “Ha generado una psicosis en la gente por la mala información. Si hasta han llegado a inventar que había mineros muertos”, comentaba Marcelo Ruiz, propietario del supermercado frente a la plaza departamental. Esto hizo que alrededor de 200 personas se reunieran en la puerta de la municipalidad de Jáchal, esa noche, para escuchar una explicación del problema y exigir mayor difusión.
“Murieron 15 mineros por intentar rescatar lo que calló al agua, por favor no ingerir agua ni para consumo propio, bañarse o cocinar, etc.”, decía un mensaje en el celular de Tamara Godoy, una de las adolescentes que fue alertada en horas de la madrugada de ayer. Sin embargo, gran parte del pánico que se promovió fueron malos entendidos, explicó el intendente de la comuna, Jorge Barifusa, “no hubo mineros muertos y sí es verdad que se rompió un caño, pero gracias a Dios ninguna planta de agua potable se alimenta del río Jáchal (donde circuló el rumor que habría sido derramado el cianuro), sino que se proveen de vertientes, aguas subterráneas, esto es alentador porque no se daría la supuesta contaminación”, explicó el Intendente acerca del agua que sale de los surtidores de cada poblador. También se refirió la autoridad de la comuna al riego, y afirmó que no hay consecuencias, porque “Jáchal está en un período de 15 días de corte de los canales, por la limpieza y el agua que trae el río es apenas una pequeña cuenca ecológica para los peces”, agregó.
Ante esta inquietud del pueblo, Barifusa fue a la plaza, donde estaban los manifestantes e intentó tranquilizarlos. “Hemos encontrado la solución más rápida que fue pedir análisis de muestras de agua en cada una de las plantas”, expresó.
De todas maneras ya era tarde, porque el miedo estaba instalado, “en la radio también divulgaron información errónea y hay que tener cuidado con eso porque hay consecuencias importantes, por ejemplo sé de gente que se fue hasta el río a ver qué pasaba”, comentó Rómulo Cámpora, sacerdote de la Iglesia departamental, preocupado por el mal manejo de la información. “Fue una situación de pánico que con el devenir de las horas se ha calmado, ya que hubo clases en las escuelas y se fueron tranquilizando”, comentó el sacerdote. Efectivamente, las actividades educativas se desarrollaron con total normalidad, “faltaron algunos alumnos, de 40 chicos quizás algunos no fueron, pero desde la institución le decían a los padres que iban a dar agua envasada para dejarlos más tranquilos”, comentó Cristina de la Escuela Normal. La compra de bidones fue la solución que encontraron muchos ciudadanos de la zona, por esto aumentó en un pequeño porcentaje las ventas, pero no generó desabastecimiento, dijeron en los mercados.
“Es un tema muy delicado para manejarlo con soltura, en esto falla el manejo de la información, porque el agua del río no es la que llega directamente al surtidor de las personas”, se quejó Roberto Ruiz, fotógrafo reconocido del departamento.
