"Germán, últimas viñetas’ es el nombre de la miniserie que devolvió a Miguel Angel Solá a la pantalla nacional. Y nada menos que para ponerse en los zapatos de Héctor Oesterheld, el reconocido creador de El Eternauta, a quien aborda en sus últimos años, en medio de la dictadura militar en la que desapareció. Un personaje que le permite, según dijo el actor, "contar que la belleza se abre camino hasta en la ciénaga más artera’.
En el aire de martes a jueves a las 22.30, "la serie no es un estudio biográfico sobre Oesterheld sino que habla de la maravilla que provoca el acto creativo de un talento’, dijo a Télam Sola, quien sostiene que con este protagónico "me hago cargo solamente de recordarles, a todos, desde una pantalla, que hubo un señor de características extraordinarias, considerado entre los cinco mejores guionistas de la historia del mundo de la historieta, que nació, vivió y creó en Argentina; y que, desaparecido físicamente y sin tumba que lo recuerde, nos plantea el interrogante del valor de los actos en vida".
El artista de 62 años que se radicó hace tiempo en España (junto a su ex mujer, su colega española Blanca Oteyiza) y para quien la tira "es un trabajo valioso de todos y cada uno de los que intervinimos en el juego de revivir a Germán, aunque más no sea por 13 noches, reconoce que fue la necesidad de trabajo lo que lo trajo de regreso a la Argentina.
"Necesitaba trabajar y tuve la suerte de ser convocado cuando el agua me llegaba al cuello. Venía de un naufragio anímico, y el trabajo que me ofrecieron acá y el amor de una chiquilina increíble (por la actriz española Paula Cancio, de 28 años) me salvaron del glú, glú, glú…’, comentó el actor, que a la par sigue con el musical "Como por un tubo’ en Argentina y España; y con la pieza teatral "El veneno del teatro’; y que sobre fin de año viajará al país para dirigir "Los Mosqueteros", de Manuel González Gil.
Comprometido, Solá -que con Paula espera a Adriana, que nacerá en un par de meses, "pirueta de la vida’ que lo inquieta y a la vez lo gratifica- también habló del presente que atraviesan Argentina y España.
"No es buena política exasperar a la gente común, desorientarla, hacerla sufrir. En eso están gobiernos y oposiciones. En definitiva: entre bueyes no hay cornadas, pero la gente necesita creer y la están descerebrando con manipulaciones sin fin y con los peores símbolos de la mala fe que se levantan como banderas que siempre han podrido todo. Si no se dejan de robar y de tapar a los ladrones, no va a quedar esperanza alguna. La esperanza nace en el creer, aunque no se tengan pruebas palpables de que algo va a cambiar. Pero tienen, los gobiernos, la oportunidad única de decir y hacer verdadera la esperanza, de ir dando forma a eso que no la tiene ni tendrá mientras los sustente la mentira.’ (Télam)
