Cuatro adolescentes que tienen conflictos con la ley escaparon el sábado por la noche del Instituto Nazario Benavídez, en Zonda, tras un violento episodio protagonizado por otro chico que rompió una ventana y terminó herido. Hasta anoche, tres de los prófugos ya se habían entregado. Es la segunda fuga del establecimiento en menos de tres meses, ya que el 1 de septiembre pasado otros tres chicos también escaparon.

El Instituto Nazario Benavídez no es una cárcel, es un predio que está vallado y cuenta hasta con vigilancia policial para controlar a los chicos de entre 14 y 18 años que están en tratamientos por tener conflictos con la ley. De hecho, en el último año se hizo una importante inversión para refaccionar todo el establecimiento y asegurar con rejas las puertas y ventanas de algunos pabellones.

Fue imposible obtener la versión oficial de lo ocurrido por parte de los funcionarios de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia, área de la cual depende el instituto. La información que difundió la Policía indica que la fuga se produjo el sábado alrededor de las 20, supuestamente del pabellón de mayor seguridad.

Jefes policiales dijeron que los chicos estaban molestos porque un celador no los había dejado jugar al fútbol durante la tarde. Uno de los adolescentes se enfureció tanto, que de una trompada destrozó el vidrio de una ventana y ahí sufrió un profundo corte en un brazo. Llegó a tocarse una arteria, fue así que empezó a perder mucha sangre.

Entonces el celador, identificado con el apellido Torres fue a auxiliar al menor y abrió el pabellón para pedir ayuda a otros empleados, según las fuentes. En medio de la confusión, mientras trasladaban al herido a un vehículo para llevarlo al Hospital Marcial Quiroga, un grupo de cuatro chicos aprovechó para salir del pabellón y desaparecer por los fondos del predio. Se supone que saltaron una valla y huyeron a través del Parque Provincial Sarmiento. Los chicos que se fugaron son de apellido: Villarroel, Heredia, Moreno y Cattalini, de entre 16 y 17 años, todos con causas penales por delitos como robos y hurtos, señalaron en la Policía. En la mañana de ayer, Villarroel regresó solo al Instituto Nazario Benavídez. Al mediodía se entregó Moreno y más tarde Heredia. El único que faltaba era Cattalini, quien es de Capital y sería hijo de un policía, según informaron desde la propia fuerza. Este último, anteriormente se había fugado el 11 de junio de la Comisaría del Menor.