En la provincia se esperó con mucho entusiasmo la final del Mundial. La radio y la televisión fueron el nexo para saber en el instante mismo lo que sucedía en Vigo. Poca gente en las calles y la ilusión lógica de volver a traer al país un título que hace 10 años se le niega a la albiceleste. Así, el fervor se sintió en algunos locales comerciales donde la imagen sólo mostraba el partido. No había espacio para el zapping. Pero esas mismas caras que gritaron el empate de Carlos Nicolía, vieron como la ilusión de campeonato se esfumaba con el grito de Marc Güal para poner el 2-1 y luego Jordi Adroher lo sentenciaba, y la desazón se embargó de todo. La bronca misma, que se masticó desde San Juan y que empañó una fiesta.
Esa misma desilución por la derrota, pero con los nervios a flor de piel, se vivenciaron en el primer supermercado, en el local de Antonio Gómez e hijos. Entre la gente que copó el lugar, mezclados pasando desapercibidos, estaban Freddy Luz (técnico de la selección en el mundial del 2007 y campeón en el ’84 en Novara, Italia) y Raúl Monserrat (campeón mundial en Recife, Brasil ’95 y Reus, España ’99). Ambos se sentaron juntos y no le sacaron el ojo a la pantalla. Donde el que más se lamentaba era Luz cada vez que se desperdiciaba un libre directo. El DT de la albiceleste en Montreux, más allá del dolor de la derrota, destacó que "es un equipo con futuro y que con un par de retoques va a conseguir logros, pero lo importante es mantener el prestigio".
En otro lugar del salón y frente al otro televisor, un ex campeón del mundo y ex DT de la nacional como Carlos Coria (’78 en San Juan y ’84, y entrenador en ’03) vivía como propio lo que sucedía, casi sin pestañar y aplaudiendo cuando el público alentaba. Tras la derrota, fue uno de los primeros en abandonar el local, dejando en claro que lo más importante fue "haber llegado a la final".
El cuarto personaje en cuestión y quien le dio a la Argentina tres títulos como entrenador (’84, ’95 y ’99) fue Miguel Gómez, que comentó cada gol español y analizó el porqué, donde destacó que a "los pibes les pasa eso, de quedar expuestos a la contra". No obstante y dentro de la amargura que lo embargó dijo que "es el comienzo de algo grande, por lo que este proyecto tiene que continuar".
Así, con ganas de más por haber quedado en el puerta del título, todos reconocieron que el balance fue positivo por los problemas previos, igual, por las caras largas, la bronca se masticó por un largo rato.
