Cientos de uruguayos participan de la ofrenda anual a la diosa de la fertilidad y la prosperidad, Iemanjá a orillas del mar.

Miles de devotos de diferentes religiones africanas se reunieron en la playa de la capital uruguaya el 2 de febrero pasado como parte de una ofrenda anual a la diosa de la fertilidad y la prosperidad, Iemanjá.

"Se miraba el mar para regresar a la Libertad, a la África natal”, dijo la Mae Susana Andrade, conocida como "Mae Susana de Oxum”, la presidenta de la Federación Afro-Umbandista de Uruguay. "Era una forma de huir del horror de la esclavitud y humanizar la naturaleza”.

Los seguidores de las religiones africanas están aumentando en América del Sur, según muestran nuevos datos, y puede ser un reflejo de cómo la herencia africana de la región está ganando una mayor voz más allá de Brasil, donde tales tradiciones son ampliamente reconocidas.

Las encuestas sobre creencias religiosas en Argentina y Uruguay apuntan a un número creciente de personas que se identifican con creencias de inspiración africana.

Sasha Curti, quien creció en una familia uruguaya predominantemente católica, bajó a la playa Ramírez en Montevideo con miembros de su templo de Umbanda para agradecer a Iemanjá.

"Ya no estamos escondidos”, dijo Curti, quién trabaja como estilista especializada en cabello afro, un cambio que atribuyó a una mayor educación sobre su historia. "Igualmente todavía hay mucha discriminación y trabajo por hacer”.

A lo largo de la playa Ramírez, grupos cavan altares poco profundos en la arena, colocan velas, sandía y maíz como ofrendas a Iemanjá, a menudo llamada la reina del mar, para pedir buena suerte.

 Según los investigadores, los fieles combinaron creencias nativas africanas con elementos del catolicismo y tradiciones indígenas locales, creando religiones sincréticas para que no fueran detectadas por los europeos.

Más del 2% de la población uruguaya se identifica como seguidora de religiones de inspiración africana como la Umbanda. Uruguay alberga una mayor proporción de creyentes que su vecino Brasil, donde la religión ha ganado un mayor reconocimiento internacional a través de las festividades de Iemanjá en Año Nuevo.

 La obtención de derechos

Una investigación realizada por la socióloga uruguaya Victoria Sotelo de la Universidad de la República encontró que el número de personas que practican una religión de origen africano en el país se ha más que duplicado en 12 años, alcanzando al 2,1% de la población en 2020, frente al 0,7% registrado en 2008. 

En Argentina los fieles también están aumentando, aunque parten de una base más baja. La encuestadora sin fines de lucro Latinobarómetro encontró que el 0,3% de la población argentina en 2023 dijo haber practicado una religión afroamericana durante al menos seis años, frente al 0,1% en 2008.

Un posible factor contribuyente es el creciente reconocimiento de la identidad cultural afrodescendiente que durante mucho tiempo ha sido silenciada en Argentina y Uruguay. 

En una señal del cambio en las percepciones sobre la identidad racial, Argentina incluyó formalmente una pregunta sobre los afrodescendientes en su censo nacional de 2022, lo cual fue considerado una victoria por los activistas.

"Hay muchísima población (negra) en Argentina que, por el proceso histórico que tuvo, no se reconoce como persona afrodescendiente”, dijo Greta Peña, ex directora del Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) de Argentina. 

Un trato diferente

Hay un "mito fundacional” de una Argentina estrictamente europea, dijo, que ha ayudado a borrar la cultura negra de la conciencia de la nación.

Paraguay, por otro lado, aprobó en 2022 una ley contra la discriminación para proteger a los afrodescendientes.

Este año el Colectivo Hijos de la Diáspora de Uruguay, un grupo dedicado al reconocimiento de la cultura de origen africano, espera que cuando se publiquen los resultados de 2023, el porcentaje de quienes se autoidentifican como afrodescendientes supere ampliamente el 8% registrado en el censo de 2008. 

Los devotos de estas religiones no son exclusivamente de herencia africana, pero la mayor adhesión a las prácticas espirituales tradicionales está ayudando a impulsar la conciencia racial de manera más amplia.

Si bien las religiones han ganado terreno, con sus costumbres sociales relativamente liberales y su enfoque comunitario, es necesario trabajar más para combatir la estigmatización, advirtió la Mae Andrade. 

"Hemos logrado derechos para practicar la religión, que en teoría nos protegen de la discriminación”, dijo. "Pero, en realidad, ni siquiera tenemos templos exonerados de impuestos como las iglesias y no nos tratan igual”. 

Aspectos distintivos

* "La Umbanda, al igual que su religión afrobrasileña hermana, el Candomblé, se popularizó por primera vez en el noreste de Brasil y tiene sus raíces en la trata transatlántica de esclavos.”
* "Las historias orales y las tradiciones asociadas con las religiones africanas han sido mal interpretadas o demonizadas como "brujería”.

 

Por Lucinda Elliott y Candelaria Grimberg 
Agencia Reuters