Podría decirse que “Los Enanitos verdes”, en 30 años de carrera nada tienen que ver con su nombre. Porque los precede un éxito gigante -perpetuado desde los 80 y con vuelo Grammy-, maduraron su sonido a la par de sus canas y se dan el lujo de anecdotizar su colonización latinoamericana.

Pero ¿Quién iba a pensar que una banda de intrépidos jovencitos mendocinos, allá por 1979 burlaría sus limitaciones territoriales y se convertiría en precursora del rock en español? Sólo ellos: Marciano Cantero (voz, teclado y bajo), Felipe Staiti (guitarra) y Daniel Piccolo (batería) -con mutaciones posteriores-. Pero lo consiguieron. Se pararon frente a la muralla que divide “todo lo que fue de lo que será” y la saltaron sin temores, aunque enfrentando “hambre real”, reconoce Cantero. Luego de girar fuerte en la movida cuyana, polarizaron sus bártulos sonoros y arremetieron en Buenos Aires con un demo que no prosperó (1983). Pero el “boca en boca”, al año siguiente los coronó “Grupo Revelación del Festival de La Falda” y apareció el “tienen futuro”. ¿Ellos? apostaron a los cambios: se incorporaron Sergio Embroni (guitarra y voz) -que desertó en 1985- y Tito Dávila en teclados. El debut fue inevitable: Los Enanitos verdes (1984), la explosión del hit Aún sigo cantando y el disco Contrareloj (1986). El suceso continental de La muralla verde impulsa su novel gira latinoamericana y refuerzan el gusto popular con Habitaciones extrañas (1987) -producido por Andrés Calamaro y acompañado con las joyitas El extraño de pelo largo y la profética Por el resto-. <BF>

<XB>El furor los embarca nuevamente a una extensísima gira latina pocas veces vista (siguiendo los pasos de sus amigos Soda Stereo y Zas, los otros pioneros) y con 31 ciudades con plateas abarrotadas (en Viña del Mar, ante 50 mil personas). Pero luego de promocionar su quinto disco Había una vez (1989) se separaron y Marciano intentó una fallida carrera solista.

El regreso se concretó con Igual que ayer (1992), gestaron idolatría en la Madre Patria, fabricaron más discos, más ovaciones y EEUU cae a sus pies con Traición Acústica (1998) -grabado para Polygram USA y conviertiéndose en el primer grupo y tercer artista argentino que firmó para una compañía anglosajona (de ahí las 2 nominaciones Grammy y el “sold out” del mítico Palladium de Los Angeles).

El presente describe a México como nuevo hogar, exclusión de Piccolo, Inédito (2010) como placa retorno y un tour súper elástico -de Norteamérica a San Juan- donde seguramente mimarán a nostálgicos. Y claro, con la osadía aggiornada que nació en Cuyo y conquistó el mundo.