Con tal de robar, dos asaltantes demostraron lo desalmado que pueden a ser a la hora de intimidar. No sólo que entraron con revólveres a un autoservicio de Concepción, se abrieron paso empujando a una mujer y a su pequeño hijo y, para sembrar más el pánico, pusieron un revólver en la cabeza a otro niño. La tensión duró segundos, tiempo suficiente para que aterrorizaran a una decenas de personas y se alzaran con algo de 1.000 pesos del negocio.

El violento atraco del miércoles a la noche tuvo lugar en el Autoservicio Díaz, en la calle Caseros al 1045 Norte en Villa Mallea. Teresa Díaz, la dueña, todavía no se le borraba la imagen de los dos delincuentes que irrumpieron en su negocio a eso de las 21. "Entraron rápido y directamente agarraron a una mujer con su hijo. Casi los tiraron al suelo del empujón que le dieron", dijo la comerciante, quien agregó que los desconocidos cubrían sus rostros con cuelleras.

"Yo me quedé muda. En ese momento le pusieron el arma en la cabeza a un niño. El chico tendría 6 años", contó Díaz, que en esos momentos se quedó paralizada al lado de la cajera, Rosana Flores. "Me dio una crisis de nervios. Después no vi al niño, sé que toda la gente corrió hacia el fondo. Los ladrones se pararon frente a la caja y nos gritaban: ¡La plata! ¡La plata! Y la cajera me suplicaba: no haga nada doña Teresa. No haga nada. ¿Pero qué iba a hacer yo?, si no me podía mover y se me nubló todo", dijo la dueña.

El atraco duró muy poco. Mientras los clientes con los niños estaban en el fondo con el carnicero y Díaz junto a la cajera ni pestañeaban en la entrada, uno de los ladrones abrió la caja registradora y sacó los alrededor de 1.000 pesos que tenían. Luego salieron a la calle y escaparon en una moto. Según vecinos, había un auto que hacía de apoyo.