En la actualidad, la Argentina se ubica dentro de un reducido grupo de países, que cuentan con un reconocido recurso minero metalífero potencial. Y sin desconocer, que la minería no metalífera reconoce una actividad centenaria, la verdad es que en los años 90 se comenzó a estructurar un plexo normativo de alcance nacional, destinado a crear las seguridades jurídicas requeridas por los capitales de inversión, como las condiciones que se hacían indispensables, para poner en valor una riqueza mineral que sólo adquiere dimensión, cuando se la moviliza económicamente.

Esta visión muy bien conceptualizada por el gobernador José Luis Gioja, al afirmar "’Que San Juan no era una provincia pobre, sino que una provincia rica, que no había querido, podido o sabido desarrollar toda su potencialidad económica”, fue la que a partir del año 2003 lo condujo a generar una profunda transformación productiva y socio económica, que desde la propia impronta que reviste el impulso alcanzado por el desarrollo minero, no deja de mostrar ciertos matices.

La minería siempre ha reconocido ciclos que han puesto a prueba, la capacidad económica-empresaria de la actividad. Ciclos que dependen: del valor de los metales en el mercado internacional, de la relación oferta-demanda, de la existencia de volúmenes físicos y de la presencia de capitales orientados a la riesgosa inversión, que representa el negocio minero. En este contexto, me parece desproporcionada la inquietud que genera la realidad de Pascua-Lama, en el sentido de que ha sido siempre el sector de la gran minería quien ha logrado superar de mejor forma los embates que caracterizan a la actividad y donde la actividad de Pequeña Minería y Artesanal como principales afectadas, han encontrado alguna forma de solución tal cual lo consigna, la creación de los Fondos de Compensación del oro, cobre etc.

Por otra parte, me parece poco conveniente imaginar que los problemas vinculados con Pascua-Lama puedan resolverse desde las legítimas expresiones políticas manifestadas al más alto nivel, cuando desde mi modesta percepción lo que no existe, es un Proyecto Minero Nacional que permita desde una visión estratégica y de largo plazo, impulsar el franco desarrollo de todos los sectores que representan el quehacer minero, avanzando, sobre la enorme diversidad que representan absolutamente todos nuestros recursos mineros.

Todo hace suponer que la visión de que los únicos capitales y las únicas empresas, que pueden emprender el desafío de poner en valor nuestra riqueza minera deben ser extranjeros, representa un estigma que como parte de la Política del Estado Nacional, debe ser rápidamente ponderada. En este contexto, reivindico lo manifestado por el Gobernador, en cuanto a generar una Empresa Provincial de Minería, que permita explorar, explotar y comercializar los productos obtenidos desde la actividad ejercida por medianos y pequeños empresarios mineros.

Me parecen valederas las expresiones "’ahora mas que nunca, los empresarios sanjuaninos y los gremios debemos estar unidos, para exigirle a la empresa Barrick el detalle de la obras previstas”, pero me parece que esta contingencia, necesita ser abordada con otra altura de miras.

Las empresas en el contexto de lo que representa la Responsabilidad Social Empresaria, fundan su existencia en legítimos horizontes de rentabilidad, que no tienen como objetivo fundamental resolver un tema político, social o laboral. Realizan simplemente lo que en orden a este horizonte les corresponde ejecutar. Tal es así, que cuando Barrick afirma que "’La decisión de retomar el ritmo de construcción dependerá de mejores condiciones económicas para el proyecto, tales como costos futuros, la perspectiva para el precio de los metales y una menor incertidumbre asociada a asuntos legales y otros requerimientos regulatorios en Chile”, da cabal cuenta de ello.

Los gremios en representación de sus trabajadores, deberían realizar los aportes necesarios para revitalizar las propuestas que forman el pilar de las denominadas Políticas de Estado. Esto contribuiría a fortalecer la idea del desarrollo y crecimiento, como asimismo, a resolver la falta de oportunidades que conllevan a la pobreza, la miseria, la marginalidad y la exclusión social.

Los empresarios mineros por otra parte, en un escenario donde no representa una quimera imaginar la migración de las empresas operadoras, deberían desde lo que representa el más puro instinto empresarial, enfrentar el desafío que implica operar proyectos productivos.

El enorme liderazgo del Ejecutivo Provincial, hizo posible que la minería desde la transformación experimentada por la matriz productiva provincial en estos 10 últimos años, haya materializado en realidad muchos de los beneficios del cual gozan hoy, nuestros empresarios mineros. Me parece que después de este exitoso caminar, la sabia Cita de Mahoma que establece "’si la montaña no viene mi…yo debo ir a la montaña”, comienza a cobrar trascendencia y actualidad.

(*) Ingeniero de Minas.