Entre llantos, desesperados testimonios se acumulaban ayer con el transcurrir de las horas en los alrededores de la estación del accidente ferroviario. Algunos testigos estuvieron dentro del tren en el momento de la tragedia y otros no podían ocultar su angustia mientras buscaban a ese ser querido que viajaba dentro del convoy que transportaba más de 1.000 personas.
“Se sintió una explosión terrible, yo me encontraba en el medio del furgón y toda la gente se me vino encima”, relató Teresa quien se había subido al tren en Ciudadela. “En Floresta el tren se pasó de la parte donde están los andenes y tuvo que retroceder”, agregó la mujer en medio de un clima de tensión y temor.
Otro pasajero relató: ‘Todos nos caímos arriba de otros. Yo me fracturé, pero todos los que viajaban se golpearon en algún lado”.
Por su parte, un pasajero que viajaba en el tercer vagón del tren contó que ‘estaba parado y siento un estruendo tremendo, como el de una explosión, y vuelo al menos diez metros. Caí en el interior de otro vagón, porque íbamos en una formación vieja, de las que no tienen puertas divisorias‘. ‘Encima de mí, cayeron otras personas y, no sé cómo, pude salir de la base de esa montaña humana‘, enfatizó Marcelo Ordóñez, de 37 años. Precisó que, pese a quedar ‘mareado‘, rompió ventanas a través de las cuales comenzó a sacar a ‘mujeres y niños‘.
Entre medio de héroes improvisados y cientos de personas conmocionadas por el paisaje desgarrador, la estación de la zona porteña de Once y los hospitales de ese sector de la ciudad se volvieron el punto de encuentro para quienes buscaban con esperanza el paradero de algún familiar que viajaba en el tren en el momento del impacto. Es así como María Luna, que es la mamá de Federico Bustamante, un chico de 19 años, cuenta que su hijo ‘se tomó el tren en Moreno para llegar sentado a Once‘. El joven viajaba con dos compañeros que ya fueron ubicados. ‘Los localizaron a los dos, pero falta él. Y en el Durand no está‘, cuenta María Luna, que parecía estar en shock. ‘Yo pienso que debe estar inconsciente, porque si no, ya hubiera dicho su nombre y apellido. Lo llamo al celular y me da apagado‘, relata a su vez la madre de Jonathan, antes de marcharse rumbo a otro hospital, con la ilusión de encontrar a su hijo.
La angustia también se apoderó de María Luján, que en horas de la tarde de ayer seguía buscando a su hijo Lucas Rey, y cuenta que ‘salió de San Antonio de Padua en el tren que llegaba 8.30 a la zona porteña de Once. Iba a trabajar, pero (sus empleadores) me dijeron que no llegó‘.
Con la voz quebrada y al borde del llanto, la mujer pide ‘por favor, que alguien me diga dónde está‘ a lo que de inmediato agrega: ‘al único lugar donde no voy a ir a buscarlo es a la morgue‘.
Fuente: DyN y Télam.
