Favorito entre los aspirantes a suceder a Nicolas Sarkozy en la presidencia francesa, el socialista Dominique Strauss-Kahn pegó en las últimas horas un fuerte tropezón, justo cuando se encontraba tratando de limpiar su imagen de "izquierda caviar" (como los conservadores denominan peyorativamente al Partido Socialista).
En la misma sintonía con esa idea, varios libros, revistas y programas televisivos trataron la debilidad de Strauss-Kahn por el dinero y las mujeres. La semana pasada, el semanario L’Express publicó una investigación donde da cuenta de los lujos y extravagancias de Strauss-Kahn, quien posee una importante fortuna y numerosas inversiones inmobiliarias. Hace dos semanas, el ex ministro de Economía galo fue fotografiado mientras se encontraba preparando su campaña presidencial en París en un Porsche último modelo, lo que le valió fuertes críticas e hizo que las revistas políticas se interesaran en su lujoso tren de vida. Para colmo, la emisora France Soir dio detalles íntimo tales como que Strauss-Kahn usa trajes que supuestamente superaban los 24.000 euros.
Calificado por la prensa como un seductor incorregible, Strauss-Kahn (62 años) está casado con su tercera esposa, la periodista y presentadora franco-estadounidense Anne Sinclair. En 2008, fue acusado de mantener una relación sentimental con una economista húngara del FMI, Piroska Nagy, que además fue ex esposa del economista argentino Mario Blejer mientras se desempeñaba como titular del Banco Hipotecario.
Nagy, que por entonces aún estaba casada con Blejer, se sumó, en medio del derrumbe financiero global, al programa de retiros voluntarios del FMI y se radicó en Londres. El escándalo se profundizó cuando se abrió una investigación sobre Strauss-Kahn por "nepotismo", para determinar si la mujer recibió una indemnización mayor a raíz de la relación con el economista.
Cuando competía por la candidatura presidencial en 2007, apareció un libro de una autora anónima apodada Cassandra, presuntamente de su círculo de consejeros. Secretos de un Contendiente Presidencial decía de Strauss-Kahn: "Es un buscador de placer. Como todo animal político, tiene problemas para controlarse. Su ojo con las mujeres es como un láser: cuando entra a un café, una oficina o cualquier lugar público, sigue el mismo ritual. Recorre la habitación con la vista casi imperceptiblemente, mientras sigue hablando, durante sólo unos segundos. Tras identificar a su presa, las bombardea con mensajes de texto".
Incluso se dice que el presidente francés Nicolás Sarkozy le dio un consejo cuando el economista viajó a Nueva York para dirigir el FMI: "Allá no bromean con estos temas".
