De la iglesia a la cancha y de la cancha a la iglesia. Esa era la rutina de Francisco Martín, sacerdote de la Parroquia Divino Salvador. Es que el Padre Paquito, que eligió a sus candidatos a ganar el Premio del Deportista del Año, siempre fue un apasionado del deporte. Fundamentalmente del fútbol y del básquetbol, disciplinas que practicó durante su juventud en Unión. "El fútbol me hizo muy bien físicamente, era mi cable a tierra. El stress y los problemas que tenía se me pasaban dentro de la cancha. Jugaba al medio, hacía el trabajo sucio", confesó el párroco que también admitió que los rivales no le creían que era cura. Y no es para menos: "Cuando el partido entraba en roces reaccionaba mal. Aunque después pedía perdón", reconoció quien jugó en las inferiores del Azul de Rawson y en los campeonatos nocturnos de verano. Actualmente Paquito vive el deporte desde afuera, pero con la misma intensidad: "Soy de San Lorenzo y sufrimos mucho. Si jugamos después de la misa empiezo nervioso, pero si jugamos antes prefiero no conocer el resultado para no distraerme", tiró.

Por otro lado y a pesar de no ser muy alto, el sacerdote también fue basquetbolista. Y era buen jugador, ya que llegó a jugar en Primera División con Unión. "En esa época no había futuro como deportista. Si bien teníamos buen equipo y viajábamos mucho, jugábamos por la coca y el choripán", culminó Francisco.