A pesar de que su intensa actividad política le consumía gran parte de sus horas, Leopoldo ‘Polo‘ Bravo siempre tenía tiempo para sus hijos. ‘Era súper protector y cuidadoso de los chicos‘, aseguró su esposa, Laura Adámoli, quien contó una serie de anécdotas que retratan esa característica del dirigente político. Explicó que ‘Leo‘, como también lo llama, no tenía problemas cuando debía buscar a sus hijas mellizas, Sofía y Catalina, a un boliche durante la madrugada. Lo insólito era que lo hacía en pijamas. Tampoco le importaba demorar el viaje de su hijo Leopoldo y bajar a todos los pasajeros del colectivo porque tenía las ruedas desinfladas. ‘Era un obsesivo del cuidado‘, aseguró Laura.

A un año de la partida de Polo, su mujer extraña todo de él y sobre todo, la fuerza que irradiaba para cuidar, criar y proteger a sus hijos. Principalmente a Nicolás, el menor, de 13 años, a quien su familia define como un clon de líder político del bloquismo.

Laura confesó que en los tramos más duros de la enfermedad que aquejó a su marido, éste le dijo: ‘Por el más chiquito, por Nicolás, no me puedo morir‘. Leopoldo peleó contra el cáncer porque ‘le gustaba vivir‘ y porque era un hombre que ‘se comía la vida‘, según graficó su esposa, pero su cuerpo no pudo más, aquel 30 de octubre de 2010.

Con un golpe así, ‘pasás a estar renga‘, detalló Laura quien resaltó que ‘para los chicos, siempre estuvo Leopoldo‘. Pese al dolor, Laura destacó que ‘la familia es lo mejor que hemos hecho con Polo‘ y cada uno de los miembros se cubre las espaldas para cuidar y acompañar a Nicolás.

Las anécdotas y las historias que rememoró la esposa de ‘Polo‘ Bravo también incluyeron las facetas políticas del líder. Laura señaló que para Leopoldo, si había algo imperdonable en la política ‘era la traición‘. ‘Él la sufrió, pero la enfrentó como un caballero‘, remarcó y aseguró que se enojó con ‘amigos y familiares de su marido que se portaron mal y que no vieron la gravedad del caso‘. Sin dar nombres, la mujer del caudillo apuntó contra los partidarios y parientes bloquistas que lo enfrentaron, mientras estaba enfermo, y se opusieron duramente a su postura de alinearse con el PJ. ‘Todo el mundo sabe quiénes son‘, sentenció.

Del recuerdo amargo, la mujer dio a conocer un deseo inédito de su marido. ‘El sueño de él era ser veterinario y vivir en medio de África. Era muy humano, muy solidario con los animales‘, destacó.

Y de esa aspiración naturista, Laura rememoró el día más feliz de Polo: cuando nació su hijo Leopoldo Hugo, 21 años atrás. ‘Él tenía que tener un Leopoldo. Estaba reventada porque me había ido medio mal con la cesárea y ‘Leo‘ me abría los ojos y me decía: ‘Es tal cual lo soñé, es un gringo divino, es igualito a mí cuando yo era chiquito‘, fue lo primero que exclamó el caudillo ante su varoncito. ‘Que va a ser igualito a vos‘, le contestó directamente Laura, exclamó entre risas. Leopoldo Hugo Bravo, el heredero, quizás siga los pasos políticos de su padre y de su abuelo. Primero desea recibirse de abogado, tal cual se lo pidió su papá, y después analizar el ingreso a la política.