El ingeniero José Strada es una de las figuras clave en el proyecto de reconstrucción del Centro Cívico: Nada menos que quien lideró el equipo que plasmó en planos y papel un colosal esqueleto, que cargaba 30 años de abandono, en un proyecto digno y posible de ser licitado y levantado. "Hoy es un ícono urbano, una prueba que nos permite creer a los sanjuaninos que le estamos ganando la batalla al no se puede", dijo el Ministro de Infraestructura.

-¿Recuerda cuándo fue la primera vez que se le planteó que había que terminar el Centro Cívico?

-La primera vez que hablamos del Centro Cívico con el Ing. Gioja fue cuando elaborábamos el Programa de Gobierno que llamamos la Segunda Reconstrucción de San Juan, antes de las elecciones del año 2003. Decidimos en ese momento no incluir explícitamente en nuestra propuesta la terminación del Centro Cívico, por que consideramos que había sido suficientemente prometida en el pasado. Sin embargo a partir de que asumimos en Diciembre del 2003, trabajamos durante un año en el proyecto de terminación, elaborando los pliegos de especificaciones técnicas y el presupuesto básico para tener todo dispuesto para un eventual llamado a licitación.

-Como es una estructura que llevaba muchos años parada, ¿se planteó en algún momento que las columnas o alguna parte de su estructura no sirviera?

-Efectivamente, entre las primeras tareas efectuadas, se verificó el estado de la estructura del edificio. Afortunadamente la muy buena calidad de la construcción de la obra gruesa, posibilitó que el estado de conservación fuera excelente, no siendo necesario intervenciones de consideración.

-Esta no era la típica obra que se licita en una administración, ¿Cuáles fueron los obstáculos que tuvo al momento de armar la licitación?

-Por la complejidad de la obra no era fácil elaborar especificaciones técnicas detalladas de todas las instalaciones ni tampoco precisar en detalle los niveles de terminación requeridos. En general buscamos una solución inicial equilibrada entre calidad y costos y fuimos haciendo ajustes menores en el transcurso de la obra. Hubo que superar varios desafíos derivados de la magnitud del edificio (más de 80.000 m2). Como ejemplo podemos mencionar que el equipo de frío instalado en la azotea es uno de los más grandes en Argentina.

-¿Cómo se logró convencer a la Nación para financiar semejante obra?

-A mediados del 2004, aprovechando la presencia en San Juan del ministro De Vido y del Secretario José López, los llevamos junto con el gobernador a visitar la obra y les planteamos la necesidad de terminarla y de que nos apoyaran con el financiamiento. En ese momento no tuvimos éxito. A fin del año 2004 el gobernador con su proverbial capacidad de persuasión consiguió que la Nación nos acompañara con el 33% del monto necesario, que en ese momento era superior a los 150 millones de pesos.

-¿Qué significó para usted en lo personal y en lo público el haber sido pieza clave en la terminación de esta obra?

-En verdad la satisfacción personal y pública se confunden en una. Porque esta obra compleja en lo técnico tiene también un profundo significado para la sociedad sanjuanina. Comenzó a construirse hace más de treinta años y llevaba casi 23 años paralizada. Se había constituido en un símbolo de frustración y venía impactando negativamente en la conciencia colectiva de los sanjuaninos, deteriorando la confianza como pueblo y contribuyendo al descreimiento en sus gobernantes. Hemos podido terminarlo y ahora está ahí, mostrando toda su magnificencia. Creo que se ha transformado en un ícono urbano y se ha resignificado su simbolismo. Ahora es el símbolo de un San Juan que ha cambiado. Una prueba concreta que nos permite creer que los sanjuaninos le estamos ganando la batalla al no se puede, a la indolencia y a la desidia.