El sueco Jonas Eriksson fue confirmado por la FIFA como el árbitro del partido entre Argentina y Suiza por los octavos de final del Mundial de Brasil 2014. El réferi que ya dirigió dos partidos en lo que va de la Copa del Mundo posee además una insólita historia personal que lo convierte en un pintoresco personaje en el mundo del fútbol ya que a pesar de ser millonario continúa trabajando siendo árbitro como hobby.
El colegiado, de 40 años, quien reconoció una fortuna de más de 10 millones de euros, estará acompañado por sus compatriotas Mathias Klasenius y Daniel Waernmark.
La terna escandinava controlará su tercer juego en la competencia, luego de dirigir el Estados Unidos (2)-Ghana (1) y Brasil (4)-Camerún (1) en la primera fase.
En sus comienzos en el mundo del arbitraje, el sueco ganaba en torno a unos 50.000 euros anuales, aunque continuaba trabajando en IEC in Sports, una empresa dedicada a comercializar con derechos deportivos con oficinas en Europa, Oriente Medio, Asia y Oceanía y que con el tiempo le cambiaría la vida.
En 2005, el nórdico decidió invertir hasta comprar el 15% de los derechos globales de dicha empresa. Y los resultados llegaron solos, ya que tres años más tarde la cadena internacional logró importantes contratos y otra compañía decidió comprarla por unos cuantos millones de euros.
Como consecuencia de la venta de la empresa Eriksson recibió más de 10 millones de euros y prácticamente aseguró su vida y la de todos sus familiares, por tanto el arbitraje ahora lo realiza como un simple hobby.
