‘Aunque con un brazo tenga que pasar ladrillos y con el otro sostenga a mi bebé, voy a ayudar con la construcción. Todo sea por tener mi casa’, decía Liliana Segura (38), madre de 5 hijos, mientras miraba lo que quedaba de su antigua vivienda: apenas un montón de adobes y cañizos. Ella llegó al asentamiento de calle Catamarca hace 36 años y después de tantos años, hoy se ilusiona con tener una casa de material en ese mismo lugar. Es que la Municipalidad de Caucete inició ayer los trabajos para erradicar el último asentamiento que quedaba en el centro caucetero, ubicado a una cuadra de la Diagonal Sarmiento y a 900 metros de la plaza principal.
Allí, mientras la máquina arrastraba escombros y despejaba el predio, la mayoría de las 14 familias levantaba estructuras de palos y nylon para seguir viviendo en el lugar, hasta que concluya la construcción de sus viviendas, dentro de unos 5 meses.
Esta barriada se formó tras el terremoto de 1944 y algunos familiares de los primeros habitantes son los que ahora fueron beneficiados con el Plan Vivienda Digna, un programa financiado con fondos municipales y provinciales, dijo el intendente Juan Elizondo.
‘Ya no hallo la hora de no ver nunca más esta mugre’, decía Faustino Soria, mientras se aguantaba el dolor por un pedazo de pared que le cayó en la espalda. Soria desarmaba su rancho de adobe junto a sus hijos, apurado por el avance de la máquina que se oía por los fondos. ‘Yo me voy a hacer algo con palos acá en la vereda, mientras levantan la casa. Es que tengo que seguir con el taller de bicicletas y cuidar los materiales cuando los traigan. Acá llevo más de 25 años y me parece mentira que voy a tener mi propia casa’, contaba Faustino, luego de atar un pequeño cerdo a una mora, pues el animal se quedó sin corral.
La mayoría de los vecinos, como Liliana Segura, Esteban Heredia o Andrea Falcón decidieron aguantar en el lugar junto a sus familias; otros ya buscaron refugio en familiares o pidieron algún techo prestado.
‘Es una sensación muy rara tirar tu casa para acomodarte en un ranchito, porque es como que no tenés nada. Pero sabemos que este sacrificio será por algo mucho mejor, por eso vamos a aguantar como sea. Hoy, después de tantos años viviendo apretados o rogando que no llueva para no inundarte, por fin vemos que podemos concretar el sueño de la casita’, contó Andrea.
El intendente Elizondo dijo que el municipio consiguió la titularidad del terreno tras varios años de gestiones y que las nuevas casas tendrán cocina comedor, un baño y un dormitorio, con posibilidad de ampliaciones. La comuna, además del terreno, donará los materiales de construcción y la asistencia técnica, mientras que los vecinos aportarán la mano de obra. La inversión será de $650.000.
