"Es la realidad". Una de las expresiones comunes que suele utilizar Julio Grondona, el hombre que en una mesa familiar decidió darle al fin pista a Diego Maradona en su promocionado anhelo de dirigir al seleccionado, es la síntesis que tanto le duele al entrenador.

Maradona anunció que saldrá "con los tapones de punta" a quienes critiquen, tanto a la selección como a él y adelantó que hará acopio de nombres de periodistas a modo de lista negra a la hora de dar entrevistas.

La realidad es crítica y el periodismo debe mostrar lo que ocurre. El seleccionado está formado por jugadores célebres pero en conjunto y sucumbe ante equipos precarios cuyos méritos descansan en cumplir lo más puntualmente posible principios básicos en fútbol.

Marca, desmarque, arrastre de marcas, contención, ataque austero o variado, y explotación de las virtudes de sus ejecutantes.

Maradona adelantó que dejará hasta su "última gota de sangre" en su función de entrenador. Nadie le pide desangrarse. El periodismo no tiene por qué pedir ni exigir sino reflejar realidades por más crueles y dolorosas que sean.

Maradona es el conductor del seleccionado y va de suyo que debe hacerse cargo en la parte que le toca, sea en las buenas o en las malas.

Puede quedarse tranquilo Maradona pues no es función del periodismo pedir renuncias porque no tiene facultades para designar ni echar. Y quien lo hiciere estaría incurriendo en abuso del poder.

Cuando Maradona fue designado entrenador se buscó en sus antecedentes como tal y en hojas ya amarillentas se leía que allá lejano en el tiempo había sido técnico efímero y sin éxito de Racing y del fenecido Deportivo Mandiyú.

Sin embargo se aguardó ver en la cancha los efectos de la nueva conducción. Transcurrida más de media docena de partidos oficiales, la realidad quedó descrita en Rosario y en el Defensores del Chaco.

Viene Perú y luego Uruguay. Maradona y sus célebres jugadores son los que pueden cambiar la actualidad angustiante y evitar una ausencia de un Mundial tras 40 años.

Cuando Alfio Basile renunció por los últimos malos desempeños del seleccionado en su gestión, Grondona respaldó su proceso: "dejó al equipo clasificado".

Grondona no puede decir hoy lo mismo y Maradona tampoco. Acaso no es esa la realidad?