Casi que por tradición más que por conveniencia, el pequeño ahorrista sanjuanino sacó en muchas oportunidades la plata del colchón para llevarla a un plazo fijo y generalmente en pesos. Un refugio práctico, sencillo y de un recupero del dinero a un corto tiempo.

Pero tras un 2011 que tuvo un par de meses de bonanza para las tasas de interés que entregaban los bancos por un plazo fijo, ahora esa euforia -estaba atada a un clima preelectoral en el que los bancos quería tener liquidez, claro está- se acabo y la TNA cayó a porcentajes mundanos que comparados con el ritmo de la inflación quedan en desventaja.

‘’Es casi imposible encontrar para el pequeño ahorrista una herramienta en el mercado que brinde una rentabilidad que no nos haga perder plata. Queda claro que es mejor un plazo fijo en pesos que tener la plata en casa, porque en definitiva el margen de pérdida se acota. Lo que no rinde nada porque paga una miseria, es el plazo fijo en dólares’’, explicó el economista Eduardo Coria Lahoz. Las tasas de mercado rondan -de piso- entre el 10,5% y 11%, cuando la marcha inflacionaria, al paso que va, tocará inevitablemente los 20 puntos. Lahoz, con un ejemplo muy práctico, graficó: ‘’Hoy te da más rédito comprar un auto usado que meter la plata a un plazo fijo. Es que el auto usado usted lo compra hoy, lo usa, lo vende en dos años y a un mejor precio que el que lo compró y eso no pasa con un plazo fijo’’.