El punto suma pero no tanto. Los tres puntos estuvieron muy cerca de convertirse en realidad para San Martín en Córdoba pero más allá del polémico fallo de Pompei en el final, sancionando un penal de Carrusca a Marco Pérez que no fue, el Verdinegro terminó masticando impotencia por su propia falta de audacia para ir a definirlo cuando debía. Ese fue su punto débil en el Gigante de Alberdi porque San Martín tuvo todo para ganarlo en muchos minutos del segundo tiempo y le dejó vida a un Belgrano que terminó salvando la noche. El primer tiempo fue pobrísimo desde lo emotivo y desde lo futbolístico. San Martín, con Bogado y Poggi demasiado irregulares en su participación en la generación del juego, abusó del pelotazo y se defendió bien parado en el medio. Belgrano no supo entrarle y los dos aburrieron en la primera parte.
En el complemento, la historia fue otra para el conjunto sanjuanino que a los 3’ ya tenía un hombre más y podía sacar ventajas. César Pereyra quedó como único punta en el Celeste y San Martín nunca se decidió a buscarlo con todo.
Garnero se tomó su tiempo y pese a la ventaja numérica en el campo de juego, eligió esperar. Tarde mandó a la cancha a Affranchino y más tarde a Nuñez. Esos movimientos tardíos casi le dan la razón porque encontró el gol en ese penal faltando dos minutos para el cierre pero otra vez, San Martín no pudo manejar su ventaja y ahora no solo en la cancha sino también en el marcador porque no pudo sostener el resultado y en el final, Belgrano se lo empató.
La gran lección para San Martín terminó siendo que con algo más de audacia, podría haber aprovechado las ventajas de jugar con uno más casi todo un tiempo y de tener solamente el tiempo de descuento para defender una ventaja. Una lección que costó dos puntos que se pueden sentir más adelante.
