Los hermanos Eduardo (52) y Gustavo Juliá (50), hijos del exbrigadier y exjefe de la Fuerza Aérea Argentina entre 1989 y 1993 José Juliá, fueron condenados ayer por un tribunal de Barcelona, España, a 13 años de prisión y a pagar una multa de 100 millones de euros cada uno, por cometer un grave daño en la salud pública al intentar ingresar a ese país un total de 944,5 kg de cocaína en un jet privado el 2 de enero de 2011. La droga tenía una pureza del 83% y en el mercado ilegal hubiera alcanzado un valor 32.116.778 euros, precisa el fallo al que tuvo acceso Télam.

En el mismo fallo, se dispuso absolver al piloto argentino Matías Miret, quien ya había sido liberado por el beneficio de la duda el 11 de diciembre pasado luego de pasar casi dos años preso. El juzgado de Instrucción 2 de El Prat de Llobregat, cuestionó sin embargo la ‘extraña’ conducta de Miret porque no pactó cuánto iba a cobrar, qué vuelos realizaría en Barcelona y cuánto duraría el viaje. De todos modos hizo pesar la declaración de los efectivos de la Guardia Civil, que lo vieron tranquilo y hasta describieron cómo jugó con el perro que encontró la droga escondida en un sofá y un armario del avión. En cambio los Juliá, se mostraron muy nerviosos e incluso uno de ellos Gustavo se hizo cargo de todo.

La sentencia dictada contra los hermanos argentinos presos desde hace dos años en España es la misma que había solicitado el fiscal del caso el 5 de diciembre pasado, durante la segunda audiencia del proceso que se llevó a cabo en Barcelona. La defensa de los Juliá había planteado una nulidad en el proceso, pero su pedido no prosperó.

Los tres argentinos fueron detenidos en España el 2 de enero de 2011 cuando aterrizaron en el aeropuerto El Prat de Barcelona con un jet cargado de cocaína.

El avión había sido denunciado por la sección fiscal del aeropuerto de Málaga, lugar al que los condenados habían viajado en uno de los vuelos para probar la ruta de tráfico.

De acuerdo con la sentencia, los hermanos Juliá “acordaron en una fecha no determinada de 2010” introducir en España una “importante cantidad” de cocaína “transportándola desde Argentina por vía aérea desde el lugar de adquisición” que no se especifica- para “compartir‘ un “extraordinario beneficio económico”.

La aeronave había sido alquilada por uno de los Juliá en Oklahoma, Estados Unidos, y en antes de transportar la droga habían realizado dos viajes a España para conocer las rutas y las instalaciones.

Según el fallo, fue en Argentina donde los propios Juliá o alguien a sus órdenes modificó la aeronave agregándole un sofá y en el armario para poder ocultar la droga.