En el marco del ciclo “Dilemas de una Argentina mejor”, El Instituto Universitario Escuela Argentina de Negocios -IUEAN- realizó la primera mesa-debate, que abordó el tema del la Minería y Medio Ambiente. Estos encuentros que IUEAN realizará durante el 2012 inauguran un espacio de debate sobre temas y problemáticas de la economía real.

En esta oportunidad, especialistas de la actividad minera y defensores ambientalistas dieron una apasionada discusión en torno a las posibilidades económicas del desarrollo minero y los costos que esta actividad comprende para el medio ambiente.

Los expositores invitados fueron el Lic. Daniel Meilán, ex subsecretario de Minería, geólogo y actual “team leader” del Sector Minero del Comité Mixto Argentino-Japonés, el Lic. Antonio Elio Brailovsky, economista y ex Defensor ecológico de la Ciudad de Buenos Aires, el Ingeniero Juan Néstor Altamira, Subgerente de Coordinación Técnica General de Yacimientos mineros Aguas de Dionisio (YMAD) Mina Farallón Negro y Maristella Svampa, Doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París. La coordinación de la charla estuvo a cargo de Beatriz S. Krom, especialista en derecho minero y desarrollo sustentable, miembro titular del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la UBA. Fundadora y miembro de FARN (Fundación Ambiente y Recursos Naturales).

Los temas principales que se debatieron fueron: desarrollo de la minería metalífera con foco en los emprendimientos a cielo abierto, las legislaciones vigentes en materia de minería y protección ambiental, el papel del Estado en la estimulación de la actividad como también su rol como garante de la protección del medio ambiente, entre otros. Las principales polémicas giraron en torno a los riesgos y beneficios de esta actividad, siendo esta cuestión un punto clave de discusión entre las posturas de los actores ambientalistas y las de los técnicos especialistas.

Mientras que los ambientalistas sostuvieron que la actividad de la minería a cielo abierto necesita apropiarse de los terrenos para desarrollar una actividad sumamente extractiva, que pone en riesgo a las poblaciones cercanas y que no existen las prevenciones suficientes en caso de accidentes; los técnicos reafirmaron el valor de la actividad y el importante desarrollo de las tecnologías para el tratamiento de los residuos (por lo cual el riesgo sería constantemente evaluado y prevenido). Por otra parte, se discutió sobre la participación de las poblaciones en las decisiones respecto a sus territorios y el acceso a la información pública sobre los informes de impacto ambiental.

El geólogo Daniel Meilán, uno de los expositores, hizo foco en el desarrollo de la minería metalífera a partir de los años 90, impulsada por capitales extranjeros.

Actualmente los capitales que más participan en este tipo de minería en nuestro país provienen de Canadá con el 63,5%, Estados Unidos con 12,5% y Australia con 11,3%. Meilán justificó la actividad minera de empresas privadas internacionales ya que posibilita “el desarrollo de regiones deprimidas, la creación de puestos de trabajo y obras de infraestructura, programas de salud y educación, generación genuina de divisas e importantes aportes a los presupuestos locales, provinciales y nacionales”. Además, resaltó el potencial en la zona noroeste y oeste del país dada la pobreza y falta de desarrollo allí presentes (La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy y hacia el sur Mendoza, San Juan, Neuquén, Rio Negro, Chubut y Santa Cruz). En la actualidad se prevé 750.000km2 de áreas nacionales con potencial minero, de las cuales sólo 183.000km2 fueron prospectados. Es decir, aún queda un 75% de superficie libre para explotar la actividad de la minería.

Además recordó que los proyectos mineros metalíferos implican un porcentaje de éxito de 1/100 que sólo puede identificarse luego de las etapas de prospección, exploración y explotación que en total pueden durar hasta 8 años de trabajo en un yacimiento.
Por el otro lado, Antonio Elio Brailovsky reflexionó acerca de la relación riesgo-beneficio que la sociedad debe discutir en torno a los proyectos mineros. Brailovsky enumeró los posibles riesgos ambientales: “aumento del nivel de crecida o lluvia, ritmo de crecimiento excesivo, riesgos sísmicos”, entre otras cosas.

La filósofa Maristella Svampa se refirió a que la megaminería debe contemplarse a partir de las categorías de desarrollo y democracia pensadas desde Latinoamérica y que requiere un análisis interdisciplinario. Nuestro continente concentra más del 40% de la exploración y explotación minera del mundo, y los minerales más solicitados son el cobre (30%) y el oro (25%). El análisis de los impactos sociales de una actividad tan desarrollada en nuestra región debe –para esta filosofa- evitar cualquier pretensión de separar los temas técnicos y los temas políticos. Svampa analizó el impacto que los proyectos mineros a gran escala provocan en las sociedades y en el territorio. “Hay otros conceptos de territorio que no implican que la naturaleza sea sólo una mera canasta de recursos”, afirmó.