Boca es Boca. Es Deportivo Ganar y su gente lo sabe. Lo entienden todos, desde Carlitos Tevez hasta el último de los hinchas que se bancaron el tremendo frío en el estadio del Bicentenario. En Boca, lo que sirve es ganar y cumpliendo el primero de los objetivos de este segundo semestre del año, se metió ya en la finalísima de la Copa Argentina. Con autoridad, con merecimientos y manejado por el talento de un futbolista que sabe lo que es jugar a la pelota, derrotó por 2-0 a Lanús. Fue justo ganador, en especial por lo que hizo en la primera parte cuando abrió el partido rápido y después lo terminó de sentenciar con la categoría de un tal Carlitos con un golazo. En el complemento, la obligada reacción de Lanús no fue la que se esperaba del todo. Presionó un poco, se adelantó pero terminó perdido y perdiendo entre su impotencia y la seguridad con la que Boca selló su pase a la final.

En el comienzo, con demasiada pierna fuerte propuesta por Lanús, a Boca le costó acomodarse pero en la primera que tuvo a fondo, llegó al gol. Calleri se llevó la marca, le abrió el callejón a Meli para que lo asistiera Lodeiro y fue Braghieri el que en su intento por cortarle el paso, lo tocó para que Laverni viera penal y lo cobrara. Lo pidió Lodeiro y no se equivocó poniendo su remate a la izquierda de Ibañez. Contundencia total en Boca: primera llegada, primer gol. Iban 13‘ y ahora el que tendría que salir era Lanús que empezó a desnudar tantas limitaciones que convirtió a Agustín Orión en el mejor espectador de esta semifinal. En todo ese primer tiempo, el Granate nunca llegó con peligro. A los 30’ Boca resolvería todo. Le metieron el pelotazo a la espalda de Gómez para el mano a mano contra Tevez y Carlitos la hizo toda. Amagó, aguantó, ganó se metió en el área como extremo izquierdo y cuando Ibañez quiso achicarle, eligió definición sutil, exquisita, con caño incluido para poner el 2-0. Era casi partido terminado porque ahí, con esa doble ventaja, Boca lo empezó a justificar desde el juego. Sintonizaron Tevez y Lodeiro, apareció el juego asociado y solo restó más profundidad y algo de precisión como para poner el tercero en el marcador y dejar que el complemento fuera solamente decorativo.

En la segunda etapa, Lanús decidió arriesgar. Sacó un lateral, metió un volante de creación y mandó a la cancha otro punta. Era el juego que proponía Barros Schelotto sabiendo que ir al frente, ofrecería esos espacios que contra Boca pueden ser mortales. Lo hizo y en los primeros 10’ lo complicó incluso obligando a Orión a su atajada del partido cuando le tapó un remate tremendo a Román Martínez tras un rebote en el primer palo. Un toque de atención que Boca resolvió de inmediato para controlar con una gran tarea de Erbes en el medio y de Tobio en el fondo. Lanús quiso ir pero no tenía argumentos Se fue expulsado Gómez por un patadón contra Tevez. Con uno menos, era imposible y casi llegó el tercero cuando Bentancur buscó a Tevez en una contra que se fue apenas besando el palo derecho. Boca fue más y logró lo que vino a buscar: una final.