A los 23 años descubrió que lo suyo no era la psicología infantil, profesión que había estudiado y completado en Nueva York. A él le gustaba cantar, en sus inicios lo hizo tímidamente, pero cuando sintió que el aplauso de la gente era lo que lo hacía emocionar, se convenció aún más; así arribó a San Juan. Hoy, es uno de los artistas más conocidos del circuito noctámbulo; con su merengue, su repertorio salsero y su bachata, ritmos entre moviditos y lentos, subirá a escena mañana en La Paulina en un raid que realiza todos los fin de semana como un verdadero showman, recorriendo diferentes reductos, desde el Casino del Bono Park, Iranzo, Luiggi y Tucho’s, hasta las parrillas Tres Soles, El Puente y el patio de comidas de Super Vea, entre otros.
Nació en República Dominicana. Pero, a los 9 años, partió con su madre rumbo a Nueva York en busca del sueño americano. Allí creció, estudió y conoció a su actual mujer, una salteña de origen y sanjuanina por adopción.
Ella había ido de paseo con amigas, la invitaron a quedarse a trabajar y allí hizo amistad con su madre. "Entró a trabajar en la misma fabrica de empaquetado y etiquetado de medicina y un día fue a mi casa y así fue que nos conocimos’, recordó el cantante, cuyo verdadero nombre es Adolfo y, en aquel entonces, alternaba la actividad como guardia de hoteles con sus shows.
De repente, con el furor del karaoke, su castillo de naipes quiso venirse abajo. Sin embargo, él pudo sostenerlo a tiempo y antes que se le cayera tuvo la idea de comenzar a girar por otras ciudades. "Cuando apareció ese sistema empezaron a pagar mal, a los que cantábamos ya no nos convenía’, evocó.
Para extender sus fronteras aún más, aterrizó a San Juan, gracias a su mujer María, con quien lleva 37 años de matrimonio y cuya familia vive en la provincia.
"Siempre estoy viajando, estoy unos meses acá, en casa de unos parientes de mi mujer que ya son parte de mi familia, y luego me vuelvo a Miami donde está mi casa y también tengo compromisos, porque cuando empezaron a venir los niños, yo quería un lugar que no fuera peligroso y por eso elegí que lo mejor era mudamos. Lo que sí es cierto es que tuve que empezar todo de cero’, recordó el vocalista y bailarín que con su estilo caribeño vive del canto desde 1988.
Su madre tiene 87 años y sobrevivió a su padre que falleció en el "67. Él es papá de 2 hijos de una pareja anterior (Carlino e Yralinoska) y 3 con su actual esposa (Mara-donna, Stephanie y Dixie), y abuelo de tres nietos. Tiene 70 pirulos y está jubilado pero nadie le da esa edad, se mueve al ritmo del cualquier joven y está despierto hasta altas horas de la madrugada. A causa de sus conciertos se acostumbró a vivir de noche y dormir de mañana, y para él ya es todo un ritual.
Claro que, aunque luce hiperactivo en escena, cantando y meneando caderas; cuando se apagan las luces, él prefiere vivir "sin apuro’. "Que las cosas vengan como puedan, como decía mi papá: todo llega a su tiempo’, apuntó quien en 2005 lanzó su primer y único disco grabado en estudios.
Casualidad o causalidad, esa paz que tanto buscó la encontró cuando piso suelo sanjuanino, el pueblo donde creció su esposa. Y, como reflexiona en voz alta: "Por eso me gusta San Juan, por la tranquilidad, lo económico no me persigue, mientras pueda vivir de lo que hago ya es suficiente para ser feliz’
