Buenos Aires, 11 de diciembre.- "Esto es el juicio de Auschwitz en la Argentina", afirmó el sobreviviente de ESMA Enrique Fukman, al comparar el proceso por los crímenes en el campo de exterminio de la segunda guerra mundial con el que hoy se inició en esta capital por delitos aberrantes en el instituto de formación naval.

Fukman, quien estuvo detenido en la ESMA y espera que los 19 primeros procesados que llegan a juicio "sean condenados a cadena perpetua", consideró que el debate oral y público que comenzó esta mañana "es muy importante" porque durante la última dictadura militar "hubo un plan genocida implementado en todo el país".

El Tribunal Oral Federal Cinco comenzó a juzgar, entre otros, a los represores Alfredo Astiz, Jorge "el tigre" Acosta, Juan Carlos Rolón y Antonio Pernías, acusados por 85 casos de violaciones a los derechos humanos, entre cuyas víctimas figuran las monjas frances Alice Domon y Leonie Duquet y el periodista Rodolfo Walsh.

Lucrecia Astiz, hermana del más conocido de los procesados, afirmó que no alienta expectativas y manifestó estar con "bronca", porque el proceso que llevó a los procesados a juicio "fue parcial".

La hermana del apodado "Niño" o "Angel Rubio", dijo que Astiz no intervino en los hechos ilícitos que se le atribuyen, pero "es un chivo expiatorio".

Otra sobreviviente de la ESMA, Andrea Bello, si bien deseaba que hubiera llegado a juicio "toda la causa ESMA", porque, así segmentada, "vamos a tener que declarar varias veces como testigos, diciendo lo mismo", vio con beneplácito que, "por fin se haya iniciado el juicio" por hechos que la tuvieron como víctima.

"No hemos dejado de golpear las paredes de la impunidad para llegar a esto", expresó Bello con referencia al juicio.

Otra de las asistentes a la audiencia, Cecilia Pando, cónyuge de un militar sancionado por el ejército, opinó que el juicio es "ilegal" y que "todos (los procesados) están condenados de antemano".

La sala de audiencias tiene espacio para el público en dos plantas, en el subsuelo fueron ubicados los damnificados y parientes de las víctimas, mientras que en el primer piso 30 butacas estaban destinadas a familiares y amigos de los procesados y otras tantas a periodistas, algunos de ellos de países como España y Francia.

Entre los ubicados en el primer piso, miembros de la Asociación de Abogados por la Concordia y la Justicia, como Gerardo Palacios Hardy y Mariano Gradín, manifestaron ante el periodismo acreditado su "identificación política con los imputados".

La postura contraria fue exhibida por manifestantes de organizaciones de derechos humanos que alrededor del mediodía se concentraron frente al acceso principal de los tribunales federales de Retiro para reclamar "castigo" a los genocidas y entonar consignas contra la represión durante la última dictadura militar.

Entre ellos, Ana María Careaga, hija de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo desparecida durante la dictadura, calificó hoy como "un momento histórico", el inicio del segundo juicio por crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Por su parte, Patricia Walsh, hija del escritor Rodolfo Walsh, también desaparecido durante la dictadura, coincidió en que se trata de un "juicio histórico" y sostuvo que "alguna gente no entendió que los crímenes de lesa humanidad no se pueden reivindicar y no han entendido que las dictaduras no se pueden comparar con la democracia".