Funcionarios estadounidenses han desdeñado desde hace tiempo advertencias de sectores conservadores de que el presidente venezolano Hugo Chávez representa una amenaza para Estados Unidos. Pero ahora que Chávez dice abiertamente que está trabajando en un programa nuclear con Irán, muchos se preguntan si la percepción de Washington cambiará. Se lo pregunté al asesor de asuntos latinoamericanos del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Dan Restrepo.

¿Barack Obama cree que Chávez es más un estorbo que una amenaza para la seguridad nacional de EEUU?, le pregunté. "Sí", dijo Restrepo. "El presidente ha dicho que no ve a Venezuela como un reto a la seguridad nacional. No hay guerra fría, ni caliente. Esos días han pasado. Tenemos que mirar la actualidad, y ver cómo podemos trabajar positivamente con los países que tienen interés en trabajar con nosotros, que es la gran mayoría."

Durante su última visita a Irán -la octava desde que asumió la presidencia-, Chávez dijo que está trabajando con Irán para crear una "Aldea nuclear" en Venezuela para producir energía nuclear con fines pacíficos. El fiscal general de Nueva York, Robert Morgenthau, afirmó luego que Irán estaría tratando de usar a Venezuela para "construir y almacenar" armas de destrucción masiva.

¿Hay peligro de que Latinoamérica se convierta en una zona de armas nucleares?, pregunté. El vicepresidente de Brasil José Alencar señaló que ese país, como potencia emergente, debería tener derecho a las armas nucleares, pero los tratados regionales lo prohiben. "Y la Constitución brasileña también lo prohibe. La respuesta es la misma: nosotros pensamos que los países tienen que cumplir con sus responsabilidades bajo los marcos legales sobre temas nucleares", agregó Restrepo.

Sobre Honduras, pregunté si Obama considera que la destitución de Manuel Zelaya, fue un golpe de Estado. Algunos congresistas en EEUU argumentan que Zelaya fue depuesto legalmente, con una orden de arresto emanada de la Corte Suprema, por violar la Constitución en su afán de reelegirse. "El presidente de EEUU ha sido muy claro: fue un golpe, y como dijo el presidente (de Costa Rica) Oscar Arias, un golpe es un golpe, llámenlo como lo llamen," observó.

Mi opinión: Obama es coherente con su promesa de campaña de evitar caer en las provocaciones de Chávez. Como me dijo un colaborador de Obama: "La vida de Chávez se hace más complicada cuando nosotros no nos comportamos como un `gringo’ tradicional". Y Obama espera que, evitando enfrentamientos públicos con Chávez, EEUU ganará la buena voluntad de países moderados de América latina. La estrategia de Obama para reconquistar la confianza de la región es buena, sobre todo después de ocho años de las políticas unilaterales de George W. Bush en Irak y otros países, que produjeron un antiamericanismo generalizado. Pero si Venezuela y sus países amigos siguen cercenando las libertades democráticas -como hizo Chávez al cerrar cadenas de TV y radios independientes-, y desconociendo el resultado de las urnas en las últimas elecciones al despojar de su presupuesto al alcalde opositor de Caracas, Obama debería empezar a usar su capital político para exigir la defensa colectiva de la democracia en todos los países, y no sólo en Honduras.

Recuperar la confianza está muy bien, siempre que uno no se olvide para qué la está recuperando.