Desde que debutó como técnico de Desamparados, Arzubialde ensayó todo tipo de variantes desde lo táctico y desde los nombres. Arrancó respetando el formato que traía el equipo desde su formación con dos líneas de cuatro y dos puntas. Lo mantuvo hasta el clásico con Independiente Rivadavia en Mendoza, cuando optó por un retoque en el medio incluyendo la figura del enganche y eligiendo a Jonatan Artura para esa posición. Luego regresó al esquema de las dos líneas de cuatro y en este receso empezó a darle forma al modelo con línea de tres en el fondo, cuatro volantes, enganche y dos puntas. Paró a Calgaro de líbero y a Barth con Bidal como stoppers. Ganó más juego en el mediocampo con Artura más respaldado y con esa elección táctica consiguió el triunfo que tanto necesitaba.