El catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Herraiz, ha revelado recientemente que cuando se produce un terremoto, todo el planeta queda vibrando durante un tiempo y, al estudiarse esas vibraciones se puede conocer la estructura interna de la Tierra. Los científicos sospechan que un terremoto producido en un determinado lugar puede originarse en la activación de una falla tectónica por efecto de una fractura de placa al otro lado del mundo.

Esto surge de los grandes terremotos del 11 de abril pasado de magnitud 8,7 y 8,2 en el océano Índico, al suroeste de Sumatra, que hizo temblar la Tierra desde Australia hasta India y el sureste asiático, con pocas víctimas y daños, si se le compara con el terremoto del 26 de diciembre de 2004, desencadenando un tsunami que cobró 230.000 víctimas. Sin embargo, estos últimos sismos son considerados como un gran acontecimiento en la historia del planeta, algo excepcional, porque se debieron a la fractura de una de las grandes placas tectónicas (la Indoaustraliana) que forman la corteza terrestre. Se rompió el fondo del océano dando lugar a lo que que se denomina desgarros de placa.

Lo ocurrido el 11 de abril probablemente sea el mayor terremoto de desgarre el complejo proceso de fractura de una placa, separándose la Indoaustraliana en dos placas. Las placas chocan entre sí, se separan, se montan, se deforman y originan cordilleras. Cuando una de estas grandes piezas de la litosfera presiona sobre otra, se acumulan tensiones que se liberan provocando grandes sismos. Para quienes vivimos en zonas sísmicas, son estudios trascendentes hacia la predicción de terremotos, algo no logrado hasta ahora.