Con la intención de formar una colección de pesebres en la Iglesia Catedral a propuesta de su párroco, Rómulo Cámpora, se hizo eco inmediatamente la arquitecta María Inés Méndez Ferla. En la presentación, la coleccionista rememoró la búsqueda de éstos emblemas navideños a través de distintas etnias siempre con la característica de artesanales y se propuso donarla en un total de ciento trece pesebres, coleccionados a través de treinta años, de origen centroamericano en su mayoría, obtenidos por regalo o adquiridos, le faltan ejemplares de Uruguay y Paraguay. El más barato y humilde, está realizado en barro secado al sol y la coleccionista lo reservó para sí. El más caro, uno de peltre que fuera comprado por sus padres.
